“Las malformaciones fetales incompatibles con la vida, por
si solas no valdrán para abortar”.
Casi nunca están de acuerdo corazón y cerebro. No soy
pro-abortista, tampoco me gusta que se apropien de la palabra pro-vida, y para
comenzar, como pensador, considero que no es lo mismo un huevo que un pollo, que
si empezamos así, una masturbación podría resultar un genocidio. Soy un firme convencido
de la libertad de la persona a la hora de decidir algo tan importante y trascendental
como es tener un hijo. La nueva ley que presentará el gobierno al congreso
cercena de un tajo parte de la peleada libertad. Con esta ley se retroceden más
de 30 años, la del 85 fue un paso para poner orden.
No se puede obligar a alguien para que no tenga un hijo
deseado, ni tampoco para tenerlo, ahí radica la libertad, y ahora un señor, por
muy ministro que sea, aunque se lo deba a su padre, a los sectores más
ultraconservadores de la sociedad o al que creía olvidado nacional-catolicismo
del régimen franquista, no puede imponer una ley que de nada servirá, salvo
para encarecer el procedimiento de la que esté dispuesta a no tener familia.
Siendo niño, en mi barrio, y supongo que en todos, había una señora a la que
llamaban entre susurros La Abortera, a otra la conocían como La Partera.
Provocaban abortos porque la situación era mala, por vergüenza, por el dañino
honor, ni tan siquiera sabían si había malformación del feto, ahí está el quid
del asunto.
Es un paso atrás, los medios europeos nos critican y dicen
que estamos en un estado feudal, con el señor en su castillo ajeno a los
problemas de la plebe. Éstos afirman que para eso les hemos votado, que lo
llevaban en el programa, ¡pues será lo único que van a cumplir!, porque de lo
prometido nada. Como referencias, solo hay tres naciones en Europa que prohíben
el aborto: Vaticano (obviamente quedaría muy mal que sor Virginia lo solicitara),
Andorra y Malta, tres grandes potencias, y alguna de ellas gran conocedora de
problemas familiares.
No me pareció bien en su momento alguna de las normas de la
anterior ley aprobada por Zapatero. Entiendo que si una joven de 15 años tiene
edad para abortar sin que se enteren sus padres, debería tenerla para conducir,
votar o ingresar en la cárcel. Se podía dar la situación siguiente: a Clara,
con 15 años, la tenían que operar de apendicitis; sus padres debían rellenar un
formulario ininteligible responsabilizándose de todo lo que pudiera
suceder, mientras, en el quirófano de al lado, a Mercedes, su gemela, la
practicaban un aborto sin el conocimiento de sus progenitores, no era lógico.
Allá por los 70, quien la hacía falta y podía, enviaba a su
hija a Londres, sí, a abortar, y pensábamos que porqué no se podía hacer aquí
algo que resultaba inevitable. Esta retrógrada ley no servirá para nada y jamás
habrá capítulo más incumplido, tan estéril como un obligado certificado
energético, la medida solo conseguirá
encarecer y fomentar clínicas privadas, el compadreo entre psiquiatras, y que
el 100% de las mujeres que aborten en su historial médico tengan un tratamiento
psíquico.
Lo que es irracional del todo es que se obligue a culminar
el embarazo aunque el feto presente malformaciones. Esto se llama crueldad, y
más cuando están desapareciendo ayudas y el paro ensombrece el horizonte. Hasta
la iglesia en el catecismo que yo conocí decía: “Hay que tener hijos sanos y
santos para el cielo”, de malformados no hablaba, es más, los estamentos eclesiásticos que tanto abogan por la igualdad y derecho a la vida, deberían abrir puertas de conventos y seminarios a gente con malformaciones o parálisis cerebral, quizás así estaríamos mas convencidos. En ocasiones he leído de sacerdotes que se han negado a dar comunión a feligreses con síndrome de Down, ¿no somos todos criaturas de Dios?. Se llama predicar con el ejemplo.
Tengo duda si harán o no controles a las embarazadas, o si
la prueba de la Amniocentesis se erradicará, da lo mismo saber el estado del
feto, que no criatura. Dicen que van a enseñar una foto con la ecografía, muy
bien, yo tras este chantaje emocional diría de paso enseñen alguna de cómo es
la vida de un niño con malformaciones, cómo se desenvuelve alguien con espina
bífida abierta, y como afecta a su entorno. Lo de la reflexión de 7 días, que
pueda objetar hasta el celador, y por otra parte “garantizar a la mujer profesionales que
sí estén dispuestos a llevar a cabo su voluntad”, me parece una tomadura de
pelo, incluso para la confidencialidad. Sí me tranquiliza que ninguna mujer irá
a la cárcel por abortar, ¡faltaría más!. Se les ha olvidado decir que pasará
con la “Píldora del día después”. A todo esto, con gran cinismo, lo llaman la “ley
más progresista que se ha hecho en estas materias”, puro eufemismo.
¿No sería necesario abogar y legislar también para antes de
entregar un acta de ministro, se tengan que presentar (aunque sean del mismo
centro) sendos informes psiquiátricos, asegurando que la salud mental del
futuro legislador es normalita?. El partido que lo presente en su programa
tendrá mucha ventaja.
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