martes, 31 de diciembre de 2013

LA FELICIDAD DEL ABUELO


Como muchos días, ayer volví a cruzarme con él, iba más deprisa de lo acostumbrado, y también más ausente.  Venía Procopio a lo lejos  con su gorra del Real Madrid, siempre ha presumido de ello. Menudo nombre le pusieron, sería cosa del santoral o de algún tío recién fallecido. Un día me contó que su padre se llamaba Custodio y su abuelo Tarsicio, así que el primer día que lo vi con la sillita, le  pregunté que como se llamaba la criatura, !Javier!, dijo; nosotros en casa le llamamos Javi, aunque a su madre no le gusta demasiado.

Hoy al verlo venir sólo, me he percatado que era domingo. Los sábados y domingos para “Proco” son más aburridos, no le dejan al nieto. ¡Aunque no te lo creas lo pasamos mal!,  mi mujer tiene más genio cuando no está el niño. ¿Sabes?, tenemos la suerte de que los padres de Cristina – mi nuera – no viven aquí, así que lo tenemos toda la semana con nosotros, me dice. Bueno, en agosto está con ellos 18 días seguidos.

Como ha cambiado todo. Siendo yo niño, los cumpleaños y los domingos eran los únicos días de la semana que íbamos a casa de los abuelos. Comíamos arroz con menudillos de primero, de los segundos no me acuerdo demasiado porque el arroz era sublime, creo recordar que la mayoría de las veces había pollo asado. Ahora  es justamente al contrario, los nietos están con sus abuelos toda la semana salvo en fin de semana. Existe un calendario con horarios estrictos y controlados que el abuelo mantiene grabado a fuego, todo depende del turno del padre, de la hora de depilación de la madre  (o al revés... que no sé)  y/o del partido de paddel de ambos.

De lunes a viernes sobre las 10 de la mañana, cuando nos cruzamos se le ve feliz. Ya a lo lejos veo que se para, se pone frente a él y hace alguna cucamona, brinca, salta, danza..., pone el pulgar en la nariz, extiende la mano, coloca sobre el meñique la otra mano extendida y mueve los dedos con soltura impensable tras la artrosis que se ha instalado en sus articulaciones en los últimos años. Todo impensable cuando con mirada militar ejercía de encargado en el taller. Me saluda, se para, y me cuenta las últimas peripecias del infante. Si nos entretenemos un poco, el niño se impacienta y llora…, ¡no llores!, !casi no llora!... Javi, es mi amigo y te quiere mucho, trabajó con el abuelo ¿sabes?, le dice mientras lo coloca bien en la silla…, “es más majo”, ¿y listo?..., no puede serlo más; ahora tiene los ojitos llorosos porque tiene algo de catarro, en cuando llegue a casa le daré el jarabe que me ha dejado su madre…, bueno, fiebre, lo que se dice fiebre, parece que no tiene, comenta a la vez que lo toca la frente volviéndole a poner bien la bufanda. Prosigue: "aunque no te lo creas se toma el biberón solo, bueno... si come hasta lechuga". "El pediatra nos ha dicho que es más alto que la media…, !menos mal que se ha mejorado la raza!". El niño se impacienta, vuelve a llorar, ahora ya con hipo, Procopio saca su pañuelo, lo limpia, y me dice: "bueno, hasta mañana que este es el que manda, y su abuela estará loca por verlo". !Estará tan guapa como siempre!, la das recuerdos de mi parte, le digo.

Anteayer estaba algo más triste, era lógico, me dijo que comienza a ir al colegio, que le van a quitar al niño. Solo estará con él el rato de ir a buscarlo al cole y el la comida, "suponiendo no se quede al comedor...", "espero que los recortes me vengan bien esta vez y que el comedor esté clausurado", dice autoconvenciéndose que poco o nada cambiará..., "no me importa madrugar y coger un autobús para recogerlo, ya sabes donde vive mi hijo", me aclara.

Sigo subiendo hacia Fuentes Blancas, y pienso en el cambio que ha sufrido el amigo Procopio desde que es guardián de su nieto. Ni una loba recién parida defendería mejor su camada. El cambio ha sido acorde a la situación y los tiempos; recuerdo cuando decía: “Joder, ayer me encontré con Ramón, ya sabes, el de bobinas..., llevaba a su nieto y parecía una madraza”, “mira que se aprovechan sus hijos”, y ahora, ahí le veo haciendo los mismos gestos que Ramón. Cuando nos despedimos analizo que nosotros en su momento casi no disfrutamos de los hijos: el trabajo, el pluri-empleo, sacar la familia adelante en aquellos ilusionantes momentos. !Normal Antonio!, me pienso, el caballo que no participa en la competición llevará siempre la carrera dentro, y es que de abuelos se tiene la afectividad en los poros (igual es la edad). No tuvimos oportunidad de hacer demasiadas fiestas a los vástagos, lo lógico es que aunque se tengan más de 60 años, ahora afloren esos sentimientos.

Los abuelos presumen más de nietos que los padres de hijos, no es casualidad. Un tema peligroso intergeneracional: no hay nada mejor que un confidente infantil y peor que un alcahuete consentidor, por esta razón la figura de los abuelos es generosa en permisos y concesiones, lo que impedimos a los hijos lo concedemos a los nietos, ¡seguro!. Yo si un día los tengo, creo los reñiré lo imprescindible para que no se desboquen, para malas caras ya estará su abuela y la Cristina de turno. No me creo que sea verdad eso de que con los nietos se disfruta dos veces: cuando te los dejan, y cuando se los llevan, a "Proco" eso no le sirve.

Nos encontramos ante la mejor generación de abuelos que se ha conocido a lo largo de los tiempos, y todo está a nuestro favor para serlo. Pre-jubilaciones, despidos anticipados, somos más jóvenes... bueno, menos viejos...,  está bien visto..., más tiempo para ellos... Actualmente los padres no lo tienen fácil, bien porque tienen trabajo, o bien porque acusan la imperiosa necesidad de tenerlo, el caso es que si un día los abuelos españoles hacen huelga, se paralizará el país.

Supongo que cuando sea abuelo me pasará lo mismo que a Procopio, si ese tiempo llega y llego, intentaré disfrutar de todo antes de que un día me mire al espejo y no reconozca lo que aparece. Si estoy en una plenitud a la baja normalizada, mi representada rectitud tornará en permisividad, y estaré ansioso porque lleguen las 7,30 a.m. del lunes que será cuando depositen en nosotros toda la confianza para la educación del nieto. Ahora que pienso, los padres de mi nuera viven aquí…, mira que si se lo dejan a ellos…, no, no creo.

domingo, 29 de diciembre de 2013

LAS NORMAS DE LA CASA DE LA SIDRA


“Las malformaciones fetales incompatibles con la vida, por si solas no valdrán para abortar”.

Casi nunca están de acuerdo corazón y cerebro. No soy pro-abortista, tampoco me gusta que se apropien de la palabra pro-vida, y para comenzar, como pensador, considero que no es lo mismo un huevo que un pollo, que si empezamos así, una masturbación podría resultar un genocidio. Soy un firme convencido de la libertad de la persona a la hora de decidir algo tan importante y trascendental como es tener un hijo. La nueva ley que presentará el gobierno al congreso cercena de un tajo parte de la peleada libertad. Con esta ley se retroceden más de 30 años, la del 85 fue un paso para poner orden.

No se puede obligar a alguien para que no tenga un hijo deseado, ni tampoco para tenerlo, ahí radica la libertad, y ahora un señor, por muy ministro que sea, aunque se lo deba a su padre, a los sectores más ultraconservadores de la sociedad o al que creía olvidado nacional-catolicismo del régimen franquista, no puede imponer una ley que de nada servirá, salvo para encarecer el procedimiento de la que esté dispuesta a no tener familia. Siendo niño, en mi barrio, y supongo que en todos, había una señora a la que llamaban entre susurros La Abortera, a otra la conocían como La Partera. Provocaban abortos porque la situación era mala, por vergüenza, por el dañino honor, ni tan siquiera sabían si había malformación del feto, ahí está el quid del asunto.

Es un paso atrás, los medios europeos nos critican y dicen que estamos en un estado feudal, con el señor en su castillo ajeno a los problemas de la plebe. Éstos afirman que para eso les hemos votado, que lo llevaban en el programa, ¡pues será lo único que van a cumplir!, porque de lo prometido nada. Como referencias, solo hay tres naciones en Europa que prohíben el aborto: Vaticano (obviamente quedaría muy mal que sor Virginia lo solicitara), Andorra y Malta, tres grandes potencias, y alguna de ellas gran conocedora de problemas familiares.

No me pareció bien en su momento alguna de las normas de la anterior ley aprobada por Zapatero. Entiendo que si una joven de 15 años tiene edad para abortar sin que se enteren sus padres, debería tenerla para conducir, votar o ingresar en la cárcel. Se podía dar la situación siguiente: a Clara, con 15 años, la tenían que operar de apendicitis; sus padres debían rellenar un formulario ininteligible  responsabilizándose de todo lo que pudiera suceder, mientras, en el quirófano de al lado, a Mercedes, su gemela, la practicaban un aborto sin el conocimiento de sus progenitores, no era lógico.

Allá por los 70, quien la hacía falta y podía, enviaba a su hija a Londres, sí, a abortar, y pensábamos que porqué no se podía hacer aquí algo que resultaba inevitable. Esta retrógrada ley no servirá para nada y jamás habrá capítulo más incumplido, tan estéril como un obligado certificado energético, la medida solo  conseguirá encarecer y fomentar clínicas privadas, el compadreo entre psiquiatras, y que el 100% de las mujeres que aborten en su historial médico tengan un tratamiento psíquico.

Lo que es irracional del todo es que se obligue a culminar el embarazo aunque el feto presente malformaciones. Esto se llama crueldad, y más cuando están desapareciendo ayudas y el paro ensombrece el horizonte. Hasta la iglesia en el catecismo que yo conocí decía: “Hay que tener hijos sanos y santos para el cielo”, de malformados no hablaba, es más, los estamentos eclesiásticos que tanto abogan por la igualdad y derecho a la vida, deberían abrir puertas de conventos y seminarios a gente con malformaciones o parálisis cerebral, quizás así estaríamos mas convencidos. En ocasiones he leído de sacerdotes que se han negado a dar comunión a feligreses con síndrome de Down, ¿no somos todos criaturas de Dios?. Se llama predicar con el ejemplo.

Tengo duda si harán o no controles a las embarazadas, o si la prueba de la Amniocentesis se erradicará, da lo mismo saber el estado del feto, que no criatura. Dicen que van a enseñar una foto con la ecografía, muy bien, yo tras este chantaje emocional diría de paso enseñen alguna de cómo es la vida de un niño con malformaciones, cómo se desenvuelve alguien con espina bífida abierta, y como afecta a su entorno. Lo de la reflexión de 7 días, que pueda objetar hasta el celador, y por otra parte “garantizar a la mujer profesionales que sí estén dispuestos a llevar a cabo su voluntad”, me parece una tomadura de pelo, incluso para la confidencialidad. Sí me tranquiliza que ninguna mujer irá a la cárcel por abortar, ¡faltaría más!. Se les ha olvidado decir que pasará con la “Píldora del día después”. A todo esto, con gran cinismo, lo llaman la “ley más progresista que se ha hecho en estas materias”, puro eufemismo.

¿No sería necesario abogar y legislar también para antes de entregar un acta de ministro, se tengan que presentar (aunque sean del mismo centro) sendos informes psiquiátricos, asegurando que la salud mental del futuro legislador es normalita?. El partido que lo presente en su programa tendrá mucha ventaja.

MI CUÑADA


Lo he oído de siempre: “Cuñao, viene de cuña”. Todos tenemos una cuñada o cuñado para competir en concurso de méritos por saber cual es más cabrón/a.

El día 2 de enero conversaciones como la siguientes son muy comunes: “La mía es peor, fíjate, llevó la conversación de Nochebuena hasta el punto de levantarnos de la mesa e irnos; o desairábamos a mamuchi o la dábamos las del pulpo”. “Apareció con unas mechas…, pura inspiración en Cruella de Vil, ¡normal!”. “Joder, yo te la cambio sin ver, lleva a mi pobre hermano hecho unos zorros, pero eso sí, ella enjoyada hasta arriba, seguro que él lleva los calzoncillos repasados”. Pues la mía: “Que si mi Carlitos es un cielo, bueno, que lo han puesto de ángel en el Belén”, y mi Martinita, ni te cuento, no ha sido Virgen porque saca la cabeza a San José… sí claro, y a ti te pondrán de bruja en el cuento, pienso en mi interior mientras le pongo una sonrisa de póker.

También a mi me pasa todas las navidades cuando me estoy acicalando: “mejor si no viene…”, “eso que nos ahorramos…”, “estoy de lo que llama ella paté hasta arriba…”, “si no es por él que es majo, pero ella lo tiene dominado…, “es un calzonazos, conmigo podía que haber caído…”,  “es que el pobre ni canta…, claro, con esa mujer”; y a los postres: “¿jugar al bingo?, anda que siempre es igual…”, “Antonio juega, aunque sea por dar gusto a los niños” , y a mí ¿quién me da gusto?, y otra vez: 22… 2-2 – ¡los patitos!. ¿A que lo han dicho alguna vez?. ¿A que sí les suena?.

No conozco la estadística pero seguro que las fechas navideñas son las más propicias para dejarse de hablar y borrar del disco duro todas las fotos en las que aparece. (Por cierto, tengo que buscar un tutorial de Photoshop: “Como borrar rostros de una foto”). El vino, el cava, el gin tónic, elementos complementarios para desinhibirse y soltar las cuatro verdades enquistadas que te rondan desde hace años, si, cuando aquel funesto día te manchó de carmín tu adorable camisa, y encima decía que fue sin querer.

Mi María, prudente y poco dispuesta a disgustar a mamá, antes de salir me dice: ¡Antonio que te conozco, tengamos la fiesta en paz!, luego me lo repite en el coche y otra vez antes de llamar a la puerta. ¡No, si encima voy a tener yo la culpa!..., que sí, que eres muy polilla, que  no sabes disimular, anda…, haz un esfuerzo cariñín que es la mujer de mi hermano, hazlo aunque solo sea por mi…

¡Hola!, ya estamos aquí…, ¡Qué guapos!, ¡cuánto tiempo!, ¿dónde me siento? (no se para que pregunto si siempre me toca a su lado). Pásame la ensalada…, estas navajas son chilenas…, el pescado lo ha hecho ella…, ¡pescado, a cualquier cosa llaman pescado!…, ¿turrón duro o blando?…, no vale elegir las uvas…, si metes el anillo a la copa se cumplen los deseos… Que no bruja, que serán los tuyos, que el año pasado pedí que desaparecieras y aquí sigues…, ¡Lo dice solo por joderme!.

¡Feliz Año!, digo tras las campanadas, mientras para besarla estiro el cuello hasta lo imposible, todavía me acuerdo de la camisa y el carmín. De remate ahora los petardos, ¡puta manía!, han conseguido que me resulte simpático el “hou, hou, hou” de Papá Noel. Solo falta que me tire la copa encima… Por fin…, Mari, ¿Cuándo nos vamos,?..., me duermo…, ¡Joder Antonio si eres divertido!, ¡cuando vamos a casa de tu madre no tienes tanto sueño!…, y por fin nervioso como un perro de caza, nuevos besos, ahora más efusivos, más sentidos…, claro esta vez son de despedida, en esos breves instantes entiendo la alegría y el milagro de la Navidad y lo de tocar el cielo con los dedos.

Hasta el año que viene, prueba superada, bueno primero tengo que preguntar donde comemos en Reyes y… con quién.

Es una recreación de lo que puede suceder en cualquier familia, en la mía no, ¡claro está!. (Lo digo por si lo lee…).

EL ADIVINO


Estaba en el buzón junto con el anuncio de otra clínica dental más y otro de pequeñas reparaciones. Ya lo había leído en una publicación semanal de anuncios por palabras y el autor, que es emprendedor nadie puede dudarlo. El anuncio decía así:

               PROFESOR…….. VIDENTE Y FUTURÓLOGO AFRICANO:

            … Ayuda a resolver tus problemas con resultados increíbles en poco tiempo. Recuperar la pareja por difícil que sea con inseparable atracción. Devolver el amor perdido o atraer la persona querida con amarres fuertes, corriendo cariñosamente detrás de ti. Ayuda a mejorar en los negocios y en el trabajo. Ayuda a solucionar problemas familiares, matrimoniales, judiciales, impotencia sexual. Limpia mal de ojos, hechizos, malos espíritus. Ayuda a dejar el alcohol y las drogas… etc. SU TRABAJO ES SERIO Y CON GARANTÍA.  Con tanta promesa parece mucho más que un programa electoral y encima da garantías.

D. Mariano puede quitar de un plumazo a Fátima, Montoro, De Guindos…. Y Zapatero si en vez de haber gastado dinero en ejecutar el malparido Plan E,  hubiera gastado en una llamada al adivino, seguramente hubiese ganado las elecciones, claro que los fabricantes de letreros se habrían quedado a dos velas, ni tampoco tendríamos las mejores aceras de Europa.

Con estos anuncios y los publicados en medios hay que tener mucho cuidado, hay mucha mentira en ellos. En casa alguna vez los leemos en alto y nos reímos. No tienen desperdicio algunos de los pocos laborales publicados: “Seleccionamos personal, no hace falta cualificación. Grandes ingresos. Tres horas diarias”, al que llama y convencen, tiene que comprar unos manuales a precio abusivo. La crisis también se percibe en anuncios por palabras: “ … 36 años, no profesional. Mañanas 10 a 13,30 tengo sitio, tardes de 17 a 20 (tiene que ser en coche o domicilio si tu tienes)”. Es lo que tiene la iniciativa privada que pones los horarios y emplazamientos.

Ocurre cuando la vida te ha dado más palos que a Jesucristo camino del Gólgota, a la gente le hace falta tener esperanzas en tiempos convulsos. Adivinos y mesiánicos ha habido siempre, sí, gente que se aprovecha de las debilidades, malestar general y necesidades. En otra parcela los hay que se erigen en salvadores, prometen y prometen, y una vez empoltronados, más de lo mismo. En retrospectiva no se comprende como Adolf llegó al poder, pero recordar que lo hizo merced a los votos de una nación desesperada que tenía entonces seis millones de parados contando en 1933 con una población de 66 millones de habitantes, vamos, los que tenemos aquí en 2013 con 46 millones y medio.

Habrá quien pensando hacerse rico, un amarre fuerte, o ganar un juicio, no dudará en llamar a este fenómeno. Yo me quedo de momento con la lección de aquel que llamaba a la consulta del pitoniso y desde dentro una voz respondía: ¿Quién es?, ¡pues vaya mierda de adivino!, y se fue.

Muy importante, tener en cuenta las secciones donde se publican, ¿recuerdan?: “Murió Montse, vendo Opel Corsa” .

sábado, 28 de diciembre de 2013

IBERTROLA


Acostumbro a darles largas. Cuando llaman a horas que todos sabemos diciendo: “Soy su asesor personal de…”, en mi casa, si son mis hijos, hay consigna de decir: “Mi padre está haciendo cacas”; si es mi mujer dice: “Está de viaje y no sé cuando llegará ”.

A estos sí los tengo ganas, me han llamado tres veces (también a mediodía), y la próxima – POR MI MADRE – que me pongo y de paso, les pongo.

Sí, los de Ibertrola quieren hablar conmigo para saber porqué injustificable e incompresible razón me he dado de baja. Pues mira Samantha, y entonces le cantaré con toda educación: “por el mar corren las liebres por el monte las sardinas”, ¡ah!, ¿qué no sabes de qué va?, pues te lo cuento le diré: Ding, dong… Buenos días, soy comercial de Ibertrola, (ignorante de que facción: Último recurso, Plan hogar..), bueno…, el caso es que queremos rebajarla el precio del consumo por kilovatio, ¿qué le parece?, ¿bien, verdad?, usted solo tiene que firmar aquí”.

Nadie en plenitud entiende que una empresa, llámese Ibertrola, gaste su dinero en formación y salarios de personal para que vayan de casa en casa rebajando sus recibos, cuando su queja diaria es que pierden dinero. En este caso lo hicieron con alevosía a una respetable anciana de 91 años, mi madre, mujer que piensa que todo el mundo es bueno, que tiene palabra y ¿cómo van a engañar a una anciana?.

¿Dónde está el truco, que lo hay?. En la copia de un leonino contrato la han activado dos casillas, la primera es un seguro de averías urgentes (en sus 91 años de vida jamás ha utilizado algo semejante), y la segunda, si cabe,  es más sangrante todavía, se trata de un aseguramiento de pago por si se queda sin empleo, o tal y como está la cosa, si se le acaba el paro, ¡con 91 años!. Resultado: El primer recibo viene con una rebaja de 2,20 euros y un cargo de más de 5 euros de los dos seguros, es decir 3,50 euros de más al mes, que esto multiplicado por 12 meses y miles de abonados crédulos, da cifras que justifican la contratación comercial.

Hemos pasado de la subvención ilógica por instalar placas solares, fotoeléctricas, energías renovables y demás productos, a cuando hay personal suficiente debidamente agarrado justamente de ahí, aplicar con las bendiciones del gobierno un cargo por el “flujo cesante” (hay que joderse si son rebuscados) estas son las cantidades que dejan de percibir estas empresas aconsejadas por ex -presidentes, ex -ministros, etc.. Hay otra más gorda, fíjense en los recibos, cada vez que baja el consumo, con toda impunidad aumentan el término fijo.  Ahora voy entendiendo la incongruencia entre la gran deuda acumulada de las eléctricas y los muchi-millonarios beneficios anuales después de descontar los salarios desorbitados para los consejos de administración, en este caso Ibertrola. El resto de compañías hacen lo mismo con seguros de calderas y averías engañosos y demás orgías previstas. Cuando oigan ding, dong… estén atentos y canten: “Mi abuelo tenía un huerto…”.

Al comercial, que poca culpa tiene, le diría que de paso se lo haga también a su madre, y recordarle que Dios mata un gatito cada vez que alguien miente… ¡Qué no!, que es mentira.

390.206


Necesito una pieza de tela blanca de 1,20x2,80 metros. Lo siento señora, se han acabado las existencias; puede mirar en otro comercio que hay 50 metros más abajo… Tejidos La Esperanza, creo se llama, posiblemente les quede algún retal. ¡Ojalá tenga suerte!.

Lo quiere para hacer una pancarta dando la bienvenida a un hijo que regresa por Navidad, ¿verdad?. ¿Cómo lo sabe?. Últimamente hemos tenido demasiadas peticiones en este sentido. Los regresos estacionales se han multiplicado por 600, y no son más porque todo ahorro es bueno. Hace muy poquitos años se ceñían exclusivamente a bulliciosos e ilusionantes Erasmus y a pocos esperanzados trabajadores. Por el año 2007 la tasa de paro juvenil rondaba el 20%, en 2013 está llegando al 60%. Lo triste es que además es una generación sumamente preparada, los que parten son médicos, ingenieros, economistas, enfermeras…, todos ellos esforzados universitarios, a los que damos un portazo como si fueran apestados. No van en patera, ni organizados por mafias, pero si como consecuencia de legislaciones mafiosas. Señora, tenga en cuenta que desde el año 2008 han salido de España en busca de sustento – ni tan siquiera de fortuna - 390.206 jóvenes. Desde ese fatídico año se han incrementado el 32,7% las salidas juveniles. Dos de cada tres buscan trabajo fuera, el otro deambula en busca de un empleo precario, algo normalito, sobre 600 euros, que los mileuristas están en extinción, en fin, algo que con 32 años le permita no tener que pedir la propina a sus padres, que por cierto están en paro.

Estamos en un país desilusionante, donde poco o nada se hace por fomentar el trabajo juvenil, por retomar la natalidad, y mucho para privar de merecidos servicios a los viejos, los que decíamos mayores antes de las reformas en materia asistencial. Lo cantaba Serrat: “A los viejos se los aparta después de habernos servido bien”. Este será un país de viejos, porque a los jóvenes, en tan solo 4 años los convertimos en exiliados precarios, eso sí, gobiernos incompetentes adornan tan obligada  y dolorosa salida con eufemismos (Eufemismo: Manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante), me refiero sin eufemismos a hijoputeces  como: “movilidad exterior” o “espíritu aventurero”, expresiones  que consiguen que padres y madres maldigamos todos sus ascendentes y por si acaso, también descendientes, que podemos ver desde hace muchas décadas los mismos apellidos ilustres frustrando nuestros destinos. Decía Manuel Barrio cuando partía a Chile: “No nos vamos, nos echan”. Así de triste.

Y pensar que no se ponía el sol.

DE TRILEROS Y TOCOMOCHOS


Ahora tienen esa edad incierta en la que ponerse los calcetines es más cuestión de técnica que de habilidad, rondan los 60. El más joven ha tenido que echar mano de los recuerdos para poner orden. Sí, cuando imberbe con 14 años tuvo que cambiar “Un, dos y tres por el bote…” por aquel taller mecánico de Pablo y su cuñado Marcelo (amigos de su padre). Su hermano había estudiado en el “Buru” como tornero ajustador.

Los dos hermanos entraron jovencitos, domables y dóciles en una fábrica pujante, referente y ejemplo de las cosas bien hechas. La verdad es que los terrenos se los había regalado el regidor de turno para que esas instalaciones que tanto aportarían al tejido industrial y a la prosperidad de la ciudad fuera un éxito de futuro. A cambio, a su cese, ocuparía un puesto importante en el Consejo de Dirección.

Entre aquellas paredes, olor a aceite y ruidos de prensa sintieron ser parte de la misma, aportando, sugiriendo y defendiendo hasta dejar 34 y 37 años de sus vidas, respectivamente.

Ya en 2005 escucharon un término nuevo: la desmovilización, que había países emergentes que a su vez contaban con regidores de turno dispuestos a ofrecer prebendas, que había que ajustar salarios para crecer, que se recortaban servicios sociales de la empresa, que aquello era inasumible. Lo cierto es que era competitiva, pero el ansia de dinero de los accionistas había puesto sus ojos en Hungría o en la India, que también aquella gente merecía una oportunidad de prosperidad y ser explotada. No están maleados y trabajarán por lo que fuera, les decían. De amenazas veladas se pasó en 2009 a una reducción de plantilla, a ellos no los tocó. En 2010 hubo un ERE que afectó al mayor. Ya en septiembre de 2011, a la vuelta de las vacaciones encontraron las puertas cerradas, se enteraron que se había procedido a un Concurso de Acreedores, y así, sin más, se vieron haciendo cola en las oficinas del paro. De la tragedia familiar prefiero no hablar.

Tras 34 y 37 años de cotización pensaron serviría de algo. ¡Qué equivocados estaban!. A ellos como a decenas de miles con más de 50 años, las cotizaciones les ayudarían poco.

Todo estaba trágicamente medido. Cuestiones interesadas de más o menos: Menos salarios, más barato y fácil el despido, más tiempo para poder jubilarse, más contabilización de los últimos 25 años…, ¡pero si tengo 58 años y he consumido dos de paro!, decía el mayor. Como solo he cotizado 30 años, ahora me cuentan que para el 100% me hacen falta 38,5 años,  que por cada año anterior a los 67, me hacen un 7% de descuento en la pensión, que hay que ser solidario… me faltan 7 ó 9, que ya ni sé, pero vamos que en el mejor de los casos me quedará la mitad de la pensión. ¿Y los jóvenes, cuando van a cotizar más de 38 años?, ¡nunca!. Si, sin duda en 30 años se acabaron las pensiones.

Les facilitaron hipotecas, entraron en la cadena prevista y fueron marionetas de los arbitrios de multinacionales y de vergüenzas de gobiernos. Al principio les enseñaron los billetes y al abrir el sobre solo había papeles, por supuesto, la bolita no apareció, cosa de trileros consentidos.  Encima lo justifican diciendo que lo hacen para poder mantener las pensiones y el estado de bienestar en el futuro. Ya ni estampitas. Aquí Spencer Johnson si tenía razón: ¿Quién se ha llevado mi queso?.

TOTALMENTE INJUSTO


Lo afeó delante de todos, lo oímos claramente. Posiblemente se lo mereciera, pero hacerlo de esa forma tan descarnada y cruel, le quitaba todo rigor y razón.

Estoy seguro que Carlitos estaba totalmente arrepentido, o al menos así lo entendí al explicarse con un razonamiento pleno de hipo y sollozos mezclados con ese coctail tan infantil acompañado de lágrimas y mocos. Ninguno pudimos calmar el estado de ansiedad del niño. El padre también estaba inconsolable y arrepentido. No digo que una figura paterna no sepa como educar a sus hijos, hay maneras, yo incluso voy más lejos, abogo hasta por una terapia más contundente, pero lo sucedido realmente no tenía nombre ni justificación. Avergonzar al niño con esa crueldad rebasaba los límites permitidos. Convencido estoy que el vástago hubiese preferido una colleja, incluso un tirón de pelo en la zona del cuello, justamente donde nace, hasta lo hubiese cambiado por un mes sin consola, hubiera preferido quedarse sin el Ipod por Reyes. Esto lo hubiera producido un dolor momentáneo, un ¡ay!, una mueca desagradable, un arrepentimiento y un aprendizaje, pero todo perecedero.

Posiblemente, cuando lo escuché, mi deber habría sido llamar a los servicios sociales y que hubieran tomado cartas en el asunto, la Ley de Protección del Menor es muy dura, y en un caso injustificado como este mucho más, pero una medida de este calibre, ya no tendría retorno, pero claro, por otra parte, lo sucedido iba a acompañar al muchacho durante toda su vida. ¡Dios que conflicto!. Quedé traumado de tal manera que no supe reaccionar. Su progenitor tenía que haber medido más sus palabras, es verdad, pero como penitencia se arrepentirá todos los días de su vida. Tras la expresión ya no valía:  “Perdona Carlitos, no lo pensé antes”, “No se lo cuentes a mamá, te aseguro que no volverá a suceder”. Me dio mucha pena cuando entendí entre susurros: “Dios me tenía que haber dejado mudo en este momento”.

Podía haberle dicho simplemente: “Mientes más que Mariano”, y hubiese valido, quizá hubiese ocasionado algún daño de menor calado, pero reparable, incluso pudo edulcorarlo de alguna manera diciendo que Marianos hay muchos, pero no, tuvo que pronunciar con vehemencia las cinco palabras casi irrepetibles y funestas: ¡Mientes más que Mariano Rajoy!. Dos segundos de rabia incontrolable y toda una vida de arrepentimiento. Los motivos de tan agria y funesta disputa no los conocí, pero muy grave tuvo que ser la mentira para hacer un escarnio tan salvaje y traumático a la pobre criatura…, y delante de todos.

ME DESCOLOCÓ


Estaba acicalado, afeitado, incluso peinado, se veía que en pleno diciembre de 2013 mantenía clase y dignidad, quizá por eso me descolocó.

Como todas las mañanas había llegado a la hora en punto, no fichaba, nadie lo controlaba; no hacía falta, los que lo conocían sabían que últimamente solo algún imponderable podía impedir su presencia diaria, sabía que la competencia resultaba feroz. No había más remedio, tenía que tomárselo muy en serio, de ello dependía minuto a minuto su incierto futuro. Nada más llegar, abría la puerta del bar de la esquina, asomándose como para decir ya estoy aquí, y educadamente con aire triste saludaba al personal. Ocupaba su sitio y desplegaba entonces sus bártulos. Se trataba de un “atrezzo” simple, propio e indispensable para cumplir con su trabajo, después, con parsimonia casi medida, se colocaba tras los útiles de cara al público. Ya estaba dispuesto para comenzar otra complicada jornada.

Para su labor no se requerían estudios especiales, ni tan siquiera don de gentes, pero si debía tener casi  una dedicación exclusiva en un largo día. Había permanecido en la misma empresa durante 18 ilusionantes años, lo había dado todo, pero las circunstancias actuales (mil veces malditos sus promotores), habían trastocado todas sus ilusiones familiares. En este frío y precario reducto analizaba lo lejos que quedaba aquella visita a Euro Disney con sus niños, pero el recuerdo de sus sonrisas viendo el desfile de fantasía lo hacían feliz en esta, su última actividad, digamos laboral. Para poder desarrollarla, paradójicamente implicaba tener gran parte de actor y algo menos de comunicador. Siempre fue un profesional en lo que hacía, y ahora fidelizaba a cada cliente con una sonrisa natural, ni forzada ni improvisada, y en cada fugaz visita, sus ojos denotaban agradecimiento a raudales, por eso, cuando se alejaban, no podía por menos que agachar la cabeza hasta lo imposible a la vez que decía: ¡gracias!.

Como habrán podido adivinar, de su vida laboral, en aquel improvisado currículum creado al efecto sobre un sobado cartón, solo figuraban sus datos más recientes: “No tengo trabajo, tengo dos hijos. Solicito una ayuda. Acepto comida y ropa… Muchas gracias”. Más triste me resultó cuando ayer lo vi arrodillado en una lluviosa mañana de Nochebuena mientras se escuchaba de fondo “Noche de paz, noche de amor”. Qué no habría pasado por su descolocada cabeza en los últimos y duros meses, para asumir tras el tintineo de 50 céntimos de euro arrojados a su vacía lata de tomate, tener que pronunciar dignamente y sin reparos la manida frase: ¡Qué Dios se lo pague!.

LA DECEPCIÓN DE BLASI


Se perfilaba el sol por entre los ríos del tejado, teja árabe, roja, alineada, aquella gatera de la cubierta irradiaba actividad.

Tras asegurar su camada, salía el minino a través del ventanal desvencijado del desván; uno de los cuarterones aparecía tapado con un trozo laminado de un calendario de Explosivos Río Tinto, concretamente correspondía a la pintura de una bailarina sevillana, curiosamente la buena definición y colorido del dibujo daban al exterior. Por dentro solo se apreciaba la contra de un troquelado, sobado y telarañado anuncio, con destacadas manchas de humedad y humo, cartel que junto a otro de Julio Romero de Torres y su mujer morena, en sus tiempos taparon desconchados en la taberna del “Sordo”.

Acechaba “Blasi”, lento, astuto, felino, se deslizaba con movimientos estáticos y estudiados. De pronto, una muestra casi canina, un amago, un quiebro eléctrico, una cabriola silenciosa al aire, casi imperceptible; dos zarpazos al aire con sus afiladas uñas tras el nervioso gorrión. Resultó un salto ágil, sin defecto, acorde a todos los cánones del perfecto cazador, “ziuuu”, “zas”, sonó… , más solo se vio una aureola de plumas cayendo lentamente al suelo en grácil vaivén.

El gorrión en un despegue casi al límite, luchando contra la física, pareció capotar, hubo unos instantes de torpeza, de apariencia lenta, golpeándose contra todo, casi al límite al chocar el ala semi-desplumada contra la caliente lima-hoya de zinc del alero…, resultó suficiente para elevar a duras penas su menudo y tembloroso cuerpo, en décimas de segundo levantó el vuelo, al principio poco majestuoso, escorado, mostrando al aire los enrojecidos “cañones” desplumados…, podía parecer que cedía, pero no, en el último instante se rehízo, forzó una cabriola impensable y recuperó el equilibrio, encaró el viento, dobló el ala, bajó la cola y ascendió y ascendió como Ícaro, y el gato, el pobre gato, cazador insistente vio en su afilada garra tan solo un par de plumas grises, ni tan siquiera sangre. Se había quedado en un susto, ¡menudo susto!. Triste, muy triste, ahora al “bigotes” solo le quedaba esperar a mejor ocasión.

Lo cierto es que esta vez el gorrión no acabó entre los afiladas uñas del atigresado macho, silencioso, astuto, orgulloso, esbelto… y con agilidad frustrante… La sevillana de Explosivos ni se inmutó. Mientras  a través del patio, a lo lejos, se escuchaba la radio con sus “discos dedicados”: “para Gabriel, con motivo de su incorporación a filas”, cantinela tan solo rota por el soniquete de: ¡Raúl a comer!.

Si, una historia de cazadores y presas, de ir dejando plumas en cada acción para intentar salir airoso, de poner todas las habilidades para intentar comer algo…; lo peor, los tiernos mininos aprendiendo a través del desvencijado cuartillo lo dura y competitiva que es la vida de adulto, y más sin una madre que diga ¡a comer!, pero sí aprendiendo aquello de: “una mañana, en África, un león se despierta…”,  y una gacela también; da igual lo que seas, nada más que suene el despertador, ¡Prepárate a correr!... ¡o a volar!.