No debería haberlo hecho, y menos después de comer, no es
lo mejor para una buena digestión. Hoy, equivocadamente, por primera vez y como
se dice en estos casos, “sin que sirva de precedente”, me he sentado frente al
televisor para ver el Debate sobre el Estado de la Nación”, cosas de mi
situación personal. Otros años me había limitado a escucharlo a intervalos y
analizar a los articulistas.
Si se ha visto una vez, ya no hace falta insistir. Todos
los años es lo mismo, pierde la oratoria y prima el insulto. Sale el presidente
hablando de logros, excelencias, horizontes despejados, cifras… y para ello
emplea expresiones grandilocuentes: “… del retroceso hemos pasado al avance,
de la amenaza a la esperanza…”, y con autobombo y autocomplacencia continua,
presenta un país idílico. Elude explicar lo que incomode, como que hay 1 millón
más de parados, que el déficit del 6,3 no se logrará…, sanidad, educación…; tampoco
explica el por qué del incumplimiento sistemático de todas promesas electorales
(salvo el aborto). Saca pecho para anunciar medidas contra la corrupción,
cuando hace un par de meses han mentido, puesto trabas ocultando pruebas y
destruido discos duros. Hipocresía, creo se llama.
El debate sobre el estado de la nación, es como cuando hay
un enfermo grave en la familia. La esposa/o, incluso el propio enfermo, conocedores
de la magnitud del problema hablarán con los pies en el suelo sobre la
situación, con palabras reales, aunque duelan; sin embargo la madre, aunque
consciente también de ello, seguirá aferrada a la esperanza, y continuará diciendo:
“hoy le veo algo mejor”…, “igual sale de ello”…, y aún estando en coma,
afirmará que la ha sonreído. Así me sonó, Rajoy como la madre que no quiere ver
la realidad, y los ciudadanos sintiendo el gravísimo problema.
“Hemos cruzado el Cabo de Hornos”, dijo el
presidente. No está mal para un gallego. Yo, quizás al ser de tierra fría,
utilizando también términos de conquistadores de la mar, estoy más con la vivencia
de Ernest Shackleton; llevamos -al igual que él- justamente dos años atrapados
en el hielo, y no quiero ser agorero (también se escuchó la palabra), pero al
final, al no estar la nave preparada para soportar tan grandes presiones, el
barco se hundió. Al menos el irlandés no mintió a nadie en su anuncio: “Se
buscan hombres para viaje peligroso, sueldo bajo, frío extremo, largos meses de
completa oscuridad, peligro constante…”. Obviamente no era político.
En opinión de la “leal” ¿oposición? hay que exigir: “Primero
la verdad y luego responsabilidad”, ¡eso, eso!, pero a todos. Afirma D. Alfredo que estamos en un país de
burdo atrezo, tramoya engañosa y decorado de baratillo. Plantea entonces un
futuro incierto, una situación insostenible, un escenario caótico… todo
solucionable si son ellos elegidos para la próxima legislatura. ¡Ay tontos!, anteriormente
no supisteis gestionarlo y en elecciones prometisteis menos.
Sintiéndose el “llombrigol” o el “zilbor” del universo, suben
posteriormente los nacionalistas catalanes y vascos para hablar de sus
problemas domésticos puntuales: independencia y aproximamiento de presos.
Después intentarán lucirse en oratoria los que presumiblemente están a la
izquierda de la izquierda, seguirá a continuación la diestra de la diestra, y
así poco a poco hasta que le toque el turno al único representante de Geroa Bai
. Para cuando esto ocurra, quedarán solos en el hemiciclo el presidente y él.
Analizo el debate, y no me extraña que en el turno de
réplica, D. Alfredo, dijera a D. Mariano: ¿En qué país vive usted?. Le
escuché decir también: “Se ha acostumbrado tanto a la mentira, que miente
por mí”. “!No!, en mentiroso no puedo competir con usted…” respondía
D. Mariano, con una sonrisa ofensiva e hiriente para quien lo está pasando
realmente mal. Esta es la única verdad del día, ¡nos mienten!. Desde aquella
célebre frase a cargo de Nicolás Redondo dirigida a Marcelino Camacho: “Mientes
Marcelino, y tú lo sabes”, no se ha parado de mentir , tergiversar y
sustraer.
No me quedé hasta el final. Sabía positivamente que ninguno
iba a decir: ¡Para dar ejemplo, bajémonos el sueldo a 1000 euros y quitémonos
prebendas!, ¡Paguemos los mismos años de cotización para cobrar una pensión de
jubilación!... . Para no hacerlo, aquí si están todos de acuerdo; por eso me
sobró la frase de D. Alfredo: “… es usted enemigo de la igualdad…”., es
verdad, no somos iguales que ellos, son la casta política.
Desde ahora, y hasta el año que viene nos aburrirán con la
cantinela del “y tú más”…, “la herencia recibida”…, “para eso nos ha votado la
mayoría”…, y mientras las cuadernas de este barco llamado España, crujiendo
alarmantemente de proa a popa y de babor a estribor. Al menos hoy no he
escuchado a partidos bisagras del pelo del Partido Intimista del no al Amor con
Albornoz, la Unión del Pueblo Maorí, o el Partido en Defensa del Apareamiento a
Graznido Vivo del Estornino”, que sí, es verdad, nos tenían en un puño y
sacaban lo que querían… y más, pero no es menos cierto que el rodillo de la
mayoría nos tiene cogidos por los
mismísimos huevos.
Mañana en los medios de comunicación, además de las sedes
de los diferentes partidos, dependiendo de tendencias, habrá ganado uno u otro
respectivamente, los simpatizantes jalearán a sus líderes y éstos pensarán ¡soy
Dios!, y con tal poder obro.
Da igual, estamos instalados en una democracia mal
entendida, en la que los ciudadanos solo cuentan cada 4 años, cuando tras
bochornosa subasta (luego poco o nada se cumple), apelando a la responsabilidad
del voto se nos invita a participar en la mal llamada “fiesta de la democracia”.
Tendrían que preguntarse por el elevado número de nulos y abstenciones que hay.
Después de 35 años es triste que nos sigamos preguntando ¿cuándo llegará la
verdadera democracia?. Soy mayor, me doy cuenta que no lo veo bien, mal de
cerca y borroso en la lejanía; tendré que revisarme los “progresistas”, ¡ah no!,
perdón, que son progresivos, el caso es que consiga ver todo, futuro incluido, como
lo ve D. Mariano. Mala vitola lleva el puro.
Mientras se debatía, en la calle, los de “la chispa de la
vida” ratificaban que en su situación, de poco sirven las placenteras palabras
aportadas por el Presidente en el debate.
Por el mar corren las liebres, por el monte las sardinas,
tralará…