viernes, 30 de septiembre de 2016

ESTAS HERIDAS TARDARÁN EN FERRAZ

     ¿Quién dijo que la política era aburrida?

   La izquierda española (PSOE y Podemos) parece que ha desempolvado el vinilo de “La Internacional”, y cuando han escuchado la estrofa “agrupémonos todos en la lucha final”, han pensado que la cosa debía ser entre ellos, y los miembros de sus órganos de dirección la han emprendido a gorrazos.

     Soy más de Santiago Apóstol que de san Pedro “mártir”, pero Sánchez nunca lo ha tenido fácil. Desde el primer minuto tuvo que lidiar con los populares y más tristemente con el acoso de demasiados miembros en su propio partido. Siempre ha estado en entredicho, su secretaría general ha estado sujeta por endebles alfileres, y las maniobras sibilinas de la heredera de los Eres andaluces tampoco han ayudado demasiado. Las luchas ya son a “calzón bajado”, hoy mismo hemos escuchado a Verónica Pérez (andaluza y susanista), presidenta de la Mesa del Comité Federal Socialista afirmar: “No quiero pensar que nadie está secuestrando al Comité de Garantías del partido”, para salir posteriormente a los medios y con rotundidad remachar: “la única autoridad  en el PSOE soy yo, les guste o no a algunos”. A mi la verdad es que me ha recordado demasiado el 23 F. Lo cierto es que con todo este barullo, en un futuro inmediato no se podrá reprochar a los socialistas que nadie dimite en este país, para un concurso de méritos queda el dato: ¡Hasta 17 en un día!

     La alternancia en este país ha sido histórica, tanto en el poder como en la corrupción. Si el socialismo pasado tras ver lo de Matesa nos dejó casos como Filesa, Malesa o Time Sport, el PP se ha ido revalidando en estas materias con mejor nota, para nuestro desconsuelo, en las filas de los populares no dejan de salir casos y casos escandalosos, muchas de las veces amparados y bendecidos por su cúpula, acciones que en cualquier país normalmente democrático hubieran generado decenas de veces la dimisión de su presidente: prevaricación, blanqueo, destrucción de pruebas, martillazos en los ordenadores, malversación, espionaje, obstrucción a la justicia, financiación ilegal, caja B, no dar explicaciones en el Congreso… Blesa, Rato, Bárcenas… Si la alternancia en el poder para próximos ejercicios se centra entre el partido más corrupto jamás visto (por número de casos), y el de la lucha cainita, ¡Apañados estamos! ¿Todavía nos preguntamos por el ascenso de Podemos y Ciudadanos?

     Parece que los “viejos” poseen la razón por definición: “cristianos viejos”, “camisas viejas”, “la vieja guardia”…, y los ex-presidentes creen estar investidos de sabiduría y razón al por mayor. Pasa casi siempre lo mismo, el señor Aznar hace unos meses, cuando a don Mariano no le fue tan bien en las urnas, largó lo indecible. El Aznar particular de don Pedro ha sido el adalid de la puertas giratorias: Felipe González, un socialista que debería haber pedido la baja en el partido tras su ingreso en Gas Natural cobrando un sueldo con bastantes más ceros que el salario mínimo interprofesional, máxime cuando dijo que esta actividad laboral le aburría, y que él apoyaría que se prohibieran estas prácticas. ¡Todo un ejemplo de socialismo!

     Al Partido Socialista actual le pasa como a uno de esos pueblos, llámense Santillana del Mar o Villanueva de las Carretas; los de Ferraz actuales ni son socialistas, ni son obreros y en poco tiempo no serán ni partido, pues acabarán como en “La vida de Bryan”. Recuerdan cuando en el circo romano el protagonista intentaba vender morros de nutria a algunos políticos y se producía la siguiente conversación: ¿Sois del Frente Judaico Popular? … ¡Vete a la mierda!... ¡somos del Frente Popular de Judea!... a los únicos que odiamos más que al pueblo romano, es a los cabrones del Frente del Pueblo Judaico,… y, al Frente Popular del Pueblo Judaicoy al Frente de Judea… ¡Disidentes! … ¡El Frente de Judea somos nosotros!... ¡Creí que éramos de la Unión Popular!… Vamos a ver más bajas que en el Frente del Ebro y van a surgir más facciones que en la Falange.

     Tras casi un año sin gobierno la situación política española está más cerca de cualquiera de las películas de los Hermanos Marx que de “Matar a un ruiseñor”. Los últimos acontecimientos pueden quedar reflejados en dos escenas, una de ellas acontece en “El camarote de los hermanos Marx”, es cuando el orondo ayudante de plomero accede al atestado y minúsculo recinto, y genial Groucho le dice: “Puede ir abriéndose  paso con el martillo”, la segunda transcurre en el Oeste: ¡Traed madera!… ¡Es la guerra! 

     Para que nos enteremos menos de lo que va a suceder, respecto al artículo 36 del reglamento del partido, como siempre sucede en estos casos, la letra está sometida a interpretación: ¡dice esto!, manifiestan los unos, ¡No, justamente expresa lo contrario! dicen los otros. Más meridiano lo tenían los cómicos en “Una noche en la ópera” cuando leían: “La parte contratante de la primera parte, será considerada como la parte contratante de la primera parte”.

     Muchos socialistas se han hecho “caquitas” ante un posible frente de Izquierdas, y la ambigüedad del secretario general aclara poco a las bases: “No a la abstención, y no a las terceras elecciones”, ¡Pues ya me dirás!. Si lo pretendido es formar gobierno con ochenta y cinco diputados  y Podemos, no le va a quedar más remedio que pactar con nacionalistas, independentistas, partidos minoritarios y/o “tocagüevos”, y la situación en la que quedará la centenaria agrupación es preocupante, y como no existen los Partidos Socialistas de Centro Derecha, ni de Centro, ni de Centro Izquierda, por esa duda, lo tiene crudito el PSOE, ya que si se abstienen en una investidura a favor de Rajoy, muchos se sentirán engañados y no entenderán el cameo con la derecha, cambiando la pilila de parroquia, y si no lo hacen, otros tantos entendiendo que no es bueno para España, harán lo propio. Es cierto que la ambigüedad política respecto a su rumbo ha descolocado al personal, el partido que fundó Pablo Iglesias surgió para recoger el descontento del obrero y del proletariado de entonces, esencia que han ido dejando sus modernos dirigentes por el camino, bien por sus comportamientos o por la confusa indefinición ideológica, algo de lo que se ha aprovechado el nieto del fundador.

     Si todo se va apañando de manera artificial, comenzarán a decir que hay que apoyar al partido, aunque más partido de lo que está... Lo pretendido ahora por Sánchez es que las bases se manifiesten, mientras, paradójicamente, los críticos han aprendido mucho del venezolano Maduro, al que tanto ningunean, y para evitar el voto de las bases, aducen que el oficialista debe dimitir para dejar una gestora al frente, vamos, que la voz de los afiliados se la trae al pairo. Recordar que Sánchez fue el primer secretario general elegido por la militancia, y ella debiera opinar para destituir o ratificar.

     Ahora que Pedro se niega a dimitir, la abnegada “dama de hierro” andaluza se ofrece para “reponer la fraternidad”  y ayudar a “coser el roto” de lo que quede del partido, abogando por un congreso al más puro estilo Rajoy, sin prisas. Hay que decir a Susana que los rotos surgen por desgaste o por desgarro, y que cuando uno quiere ser califa en lugar del califa, hay que ser valiente y decirlo, matizando la postura personal de cara a una investidura de derechas. La solución salomónica pudiera pasar por dejar que cada diputado socialista votara en conciencia, convocar las bases, elegir al Secretario General, ratificar una definición ideológica consecuente con las siglas, y ejercer la oposición responsable en la que les han colocado los votos, para posteriormente demostrar con sus acciones que si pueden merecer la confianza de los votantes de izquierdas. 

     Mientras tanto, con don Mariano cómodamente sentado esperando acontecimientos, el PP se muestra afligido, paternal, comprensivo y magnánimo. Todo le vale y de cuando en vez su presidente apelará al talante, sacrificio, y responsabilidad debida de partidos opuestos para “salvar a España”, los mismos conceptos que para desesperación de Aznar I, eludió cuando ante Felipe VI Rajoy se rajó de mala manera eludiendo formar gobierno, y votando en contra en la fallida investidura de Sánchez. No le salió mal,  pues a continuación el acojono por el Brexit le dio más diputados en las segundas. El santiagués es paciente y puede aguantar elecciones hasta lograr una mayoría y más puestos en Congreso y Senado donde colocar a aforados necesitados de amparo judicial, y es que en el PP se frotan las manos pensando que hagan lo que hagan, todo les viene bien. Si hay terceras elecciones, pese a lo descrito anteriormente, consideran que mejorarán resultados, y si triunfan en sus aspiraciones los críticos socialistas, habrá abstención ¡De puta madre!

     Hay que recordar a todos, que en política sucede como en el fútbol, los que arengan a jugadores, entrenador y presidente, dándose golpes en el pecho, agitando banderas y besando el escudo si ganan,  son los mismos que cuando pierden, a la salida esperan  para increpar y llamar vagos e hijoputas a todo lo que se mueve y, es que como dicen las estrellas, los fugaces somos nosotros.

     Mientras unos siguen a la greña y otros siguen eludiendo responsabilidades colocando de senadores aforados a presuntos delincuentes, los de a pie continuamos escuchando ruidos de independencia que amplifican la preocupante cacofonía de las dos Españas irreconciliables.


     Decía el cantante: “Harto ya de estar harto, ¡ya me cansé!

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