¿Quién dijo que la política era aburrida?
La izquierda española (PSOE y Podemos)
parece que ha desempolvado el vinilo de “La Internacional”, y cuando han
escuchado la estrofa “agrupémonos todos en la lucha final”, han pensado
que la cosa debía ser entre ellos, y los miembros de sus órganos de dirección
la han emprendido a gorrazos.
Soy más de Santiago Apóstol que de san
Pedro “mártir”, pero Sánchez nunca lo ha tenido fácil. Desde el primer minuto tuvo
que lidiar con los populares y más tristemente con el acoso de demasiados
miembros en su propio partido. Siempre ha estado en entredicho, su secretaría
general ha estado sujeta por endebles alfileres, y las maniobras sibilinas de
la heredera de los Eres andaluces tampoco han ayudado demasiado. Las luchas ya son
a “calzón bajado”, hoy mismo hemos escuchado a Verónica Pérez (andaluza y
susanista), presidenta de la Mesa del Comité Federal Socialista afirmar: “No
quiero pensar que nadie está secuestrando al Comité de Garantías del partido”,
para salir posteriormente a los medios y con rotundidad remachar: “la única
autoridad en el PSOE soy yo, les guste o
no a algunos”. A mi la verdad es que me ha recordado demasiado el 23 F. Lo
cierto es que con todo este barullo, en un futuro inmediato no se podrá
reprochar a los socialistas que nadie dimite en este país, para un concurso de
méritos queda el dato: ¡Hasta 17 en un día!
La alternancia en este país ha sido histórica,
tanto en el poder como en la corrupción. Si el socialismo pasado tras ver lo de
Matesa nos dejó casos como Filesa, Malesa o Time Sport, el PP se ha ido
revalidando en estas materias con mejor nota, para nuestro desconsuelo, en las
filas de los populares no dejan de salir casos y casos escandalosos, muchas de las veces amparados y bendecidos por su cúpula, acciones que en cualquier país
normalmente democrático hubieran generado decenas de veces la dimisión de su
presidente: prevaricación, blanqueo, destrucción de pruebas, martillazos en los
ordenadores, malversación, espionaje, obstrucción a la justicia, financiación
ilegal, caja B, no dar explicaciones en el Congreso… Blesa, Rato, Bárcenas… Si
la alternancia en el poder para próximos ejercicios se centra entre el partido
más corrupto jamás visto (por número de casos), y el de la lucha cainita,
¡Apañados estamos! ¿Todavía nos preguntamos por el ascenso de Podemos y
Ciudadanos?
Parece que los “viejos” poseen la razón
por definición: “cristianos viejos”, “camisas viejas”, “la vieja guardia”…, y
los ex-presidentes creen estar investidos de sabiduría y razón al por mayor. Pasa
casi siempre lo mismo, el señor Aznar hace unos meses, cuando a don Mariano no
le fue tan bien en las urnas, largó lo indecible. El Aznar particular de don
Pedro ha sido el adalid de la puertas giratorias: Felipe González, un
socialista que debería haber pedido la baja en el partido tras su ingreso en
Gas Natural cobrando un sueldo con bastantes más ceros que el salario mínimo
interprofesional, máxime cuando dijo que esta actividad laboral le aburría, y
que él apoyaría que se prohibieran estas prácticas. ¡Todo un ejemplo de
socialismo!
Al Partido Socialista actual le pasa como
a uno de esos pueblos, llámense Santillana del Mar o Villanueva de las Carretas;
los de Ferraz actuales ni son socialistas, ni son obreros y en poco tiempo no
serán ni partido, pues acabarán como en “La vida de Bryan”. Recuerdan cuando en
el circo romano el protagonista intentaba vender morros de nutria a algunos
políticos y se producía la siguiente conversación: ¿Sois del Frente Judaico
Popular? … ¡Vete a la mierda!... ¡somos del Frente Popular de
Judea!... a los únicos que odiamos más que al pueblo romano, es a los
cabrones del Frente del Pueblo Judaico,… y, al Frente Popular del Pueblo
Judaico… y al Frente de Judea… ¡Disidentes! … ¡El Frente
de Judea somos nosotros!... ¡Creí que éramos de la Unión Popular!… Vamos
a ver más bajas que en el Frente del Ebro y van a surgir más facciones que en
la Falange.
Tras casi un año sin gobierno la situación
política española está más cerca de cualquiera de las películas de los Hermanos
Marx que de “Matar a un ruiseñor”. Los últimos acontecimientos pueden quedar
reflejados en dos escenas, una de ellas acontece en “El camarote de los hermanos
Marx”, es cuando el orondo ayudante de plomero accede al atestado y minúsculo
recinto, y genial Groucho le dice: “Puede ir abriéndose paso con el martillo”, la segunda
transcurre en el Oeste: ¡Traed madera!… ¡Es la guerra!
Para que nos enteremos menos de lo que va
a suceder, respecto al artículo 36 del reglamento del partido, como siempre
sucede en estos casos, la letra está sometida a interpretación: ¡dice esto!,
manifiestan los unos, ¡No, justamente expresa lo contrario! dicen los otros.
Más meridiano lo tenían los cómicos en “Una noche en la ópera” cuando leían: “La
parte contratante de la primera parte, será considerada como la parte
contratante de la primera parte”.
Muchos socialistas se han hecho “caquitas”
ante un posible frente de Izquierdas, y la ambigüedad del secretario general
aclara poco a las bases: “No a la abstención, y no a las terceras elecciones”,
¡Pues ya me dirás!. Si lo pretendido es formar gobierno con ochenta y cinco
diputados y Podemos, no le va a quedar más
remedio que pactar con nacionalistas, independentistas, partidos minoritarios
y/o “tocagüevos”, y la situación en la que quedará la centenaria agrupación es
preocupante, y como no existen los Partidos Socialistas de Centro Derecha, ni
de Centro, ni de Centro Izquierda, por esa duda, lo tiene crudito el PSOE, ya
que si se abstienen en una investidura a favor de Rajoy, muchos se sentirán
engañados y no entenderán el cameo con la derecha, cambiando la pilila de
parroquia, y si no lo hacen, otros tantos entendiendo que no es bueno para
España, harán lo propio. Es cierto que la ambigüedad política respecto a su
rumbo ha descolocado al personal, el partido que fundó Pablo Iglesias surgió
para recoger el descontento del obrero y del proletariado de entonces, esencia
que han ido dejando sus modernos dirigentes por el camino, bien por sus
comportamientos o por la confusa indefinición ideológica, algo de lo que se ha
aprovechado el nieto del fundador.
Si todo se va apañando de manera
artificial, comenzarán a decir que hay que apoyar al partido, aunque más
partido de lo que está... Lo pretendido ahora por Sánchez es que las bases se
manifiesten, mientras, paradójicamente, los críticos han aprendido mucho del venezolano
Maduro, al que tanto ningunean, y para evitar el voto de las bases, aducen que
el oficialista debe dimitir para dejar una gestora al frente, vamos, que la voz
de los afiliados se la trae al pairo. Recordar que Sánchez fue el primer
secretario general elegido por la militancia, y ella debiera opinar para
destituir o ratificar.
Ahora que Pedro se niega a dimitir, la
abnegada “dama de hierro” andaluza se ofrece para “reponer la fraternidad” y ayudar a “coser el roto” de lo que quede
del partido, abogando por un congreso al más puro estilo Rajoy, sin prisas. Hay
que decir a Susana que los rotos surgen por desgaste o por desgarro, y que
cuando uno quiere ser califa en lugar del califa, hay que ser valiente y
decirlo, matizando la postura personal de cara a una investidura de derechas. La
solución salomónica pudiera pasar por dejar que cada diputado socialista votara
en conciencia, convocar las bases, elegir al Secretario General, ratificar una
definición ideológica consecuente con las siglas, y ejercer la oposición
responsable en la que les han colocado los votos, para posteriormente demostrar
con sus acciones que si pueden merecer la confianza de los votantes de
izquierdas.
Mientras tanto, con don Mariano
cómodamente sentado esperando acontecimientos, el PP se muestra afligido,
paternal, comprensivo y magnánimo. Todo le vale y de cuando en vez su
presidente apelará al talante, sacrificio, y responsabilidad debida de partidos
opuestos para “salvar a España”, los mismos conceptos que para desesperación de
Aznar I, eludió cuando ante Felipe VI Rajoy se rajó de mala manera eludiendo
formar gobierno, y votando en contra en la fallida investidura de Sánchez. No
le salió mal, pues a continuación el
acojono por el Brexit le dio más diputados en las segundas. El
santiagués es paciente y puede aguantar elecciones hasta lograr una mayoría y
más puestos en Congreso y Senado donde colocar a aforados necesitados de amparo
judicial, y es que en el PP se frotan las manos pensando que hagan lo que
hagan, todo les viene bien. Si hay terceras elecciones, pese a lo descrito
anteriormente, consideran que mejorarán resultados, y si triunfan en sus
aspiraciones los críticos socialistas, habrá abstención ¡De puta madre!
Hay que recordar a todos, que en política
sucede como en el fútbol, los que arengan a jugadores, entrenador y presidente,
dándose golpes en el pecho, agitando banderas y besando el escudo si ganan, son los mismos que cuando pierden, a la salida
esperan para increpar y llamar vagos e
hijoputas a todo lo que se mueve y, es que como dicen las estrellas, los
fugaces somos nosotros.
Mientras unos siguen a la greña y otros
siguen eludiendo responsabilidades colocando de senadores aforados a presuntos
delincuentes, los de a pie continuamos escuchando ruidos de independencia que amplifican
la preocupante cacofonía de las dos Españas irreconciliables.
Decía el cantante: “Harto ya de estar harto,
¡ya me cansé!