jueves, 8 de junio de 2017

A NADIE LE HUELEN MAL SUS PROPIOS PEDOS

     No, no va de coprología. Va más bien del “tufillo” que desprenden ciertos comportamientos humanos, o más bien, políticos.

     Apuntaba en mi último libro publicado, “El Camino de Santiago para menos ortodoxos”: “En materia milagrera y de nombramientos santos, todo debe hacerse con la debida prudencia y sin pasarse, ya que en ocasiones son paradójicos, divertidos y hasta grotescos estos asuntos... Si en otros tiempos alguna imagen mariana fue investida de cargos militares, en los últimos años también han surgido noticias curiosas…, y hasta se la ha condecorado con la “Gran Cruz de la Orden del Mérito de la Guardia Civil”. Estos cargos castrenses pueden otorgarse también a vírgenes locales: “La Santísima Virgen de los Dolores de Archidona (Málaga) recibe la Cruz de Plata de la Guardia Civil "por orden" del ministro del Interior Fernández Díaz”, claro que al enterarse los grupos laicistas protestan y es la Audiencia Nacional quien tiene que decidir la validez de la orden”.

     Pues bien, estos grupos laicistas, o algunos de sus miembros, dependiendo si lo acontecido es en su pueblo, ya no lo ven tan mal. Resulta que un “podemita”, alcalde de Cádiz, de nombre José María González Santos, más conocido como “Kichi”, y de quien sus votantes, se supone, no esperaban comportamientos afines a su antecesora Teófila Martínez, ha concedido la Medalla de Oro de la ciudad a la Virgen del Rosario. Aunque personalmente solo vea en ello el valor de la tradición, no voy a ser yo quien ponga peros a los méritos de la citada Virgen, ya que por connotaciones históricas, de amistad, generosidad y gastronómicas en grado estrella Michelín, todos los años celebro su festividad en las burgalesas tierras de Valdorros. Siempre he sentido gran respeto por ideologías ancestrales, aunque sean ilógicas, pero no por ello voy a dejar de poner pero y foco en algunos personajes, que criticando lo de otros, alaban y justifican lo mismo cuando son ellos los protagonistas. Yo es que me descojono con el chaqueterismo y los dobles discursos de todos nuestros políticos.

     En razonamiento coherente, no se pueden hacer discursos contradictorios, como por ejemplo el de “Por Cádiz si se puede”, marca ligada y  afín a “Podemos”, que aboga por la supresión de la Semana Santa, y por otro impone la medalla a la Virgen correspondiente. Si 6000 firmas amparan la deriva ideológica preestablecida del discurso inicial, todo se puede cambiar y maquillar: “Los urbanitas de izquierda tenemos que aprender a respetar esas tradiciones tan arraigadas en el pueblo”, ha dicho Iglesias sin sonrojarse. El señor Garzón, líder de “IU”, más consecuente con su ideología ha manifestado: “No soy muy fan de las medallas, menos si se dan a seres inanimados”, pero sucede que “Ganemos Cádiz”, nombre con el que se presentó Izquierda Unida a las elecciones gaditanas, en la votación correspondiente, se abstuvo.  ¿Dónde queda aquello tan repetido del estado laico y aconfesional, o las justificaciones para entrar “tetas al aire” en las iglesias incomodando a asistentes y faltando el respeto a creyentes convencidos?

     Por intentar quedar bien con todos, tampoco se puede por una parte romper una tradición de décadas por la que se otorgaba el Bastón de Mando a Jesús el Nazareno,  y por otra “acudir a la procesión acompañando a su madre y en calidad personal, no como cargo público”, pues sepa señor alcalde Kichi que, “la solución causa sorpresa entre la cofradía… cuyo hermano mayor tan sólo le ha pedido que no monte un “circo mediático”. Me mojo, pero poco, ¿verdad?. Señores Iglesias y Garzón, don Pablo y don Alberto, así también lo hizo Fernández Díaz y ustedes lo vapulearon. Doble discurso y doble rasero; lo dicho de los pedos.

   Iglesias, Pablo, otrora defensor a ultranza del laicismo, y recalcitrante opositor en instituciones de crucifijos, tonsuras y sotanas, comentaba que llamó asustado al alcalde para conocer la jugada de primera mano y, como hay que hacer piña, concluyó salomónico: “Yo creo que Kichi lo ha manejado de una manera muy laica en el sentido de que se trata de una muestra de respeto a los sentimientos populares”. ¡Pues recuerde lo del respeto a Rita Maestre!; por cierto, creo que están ansiosos por ver tan turgentes y generosos pechotes en el  mihrab de alguna mezquita, pero creo que de momento, ni está, ni se la espera.

     Seguramente podría decir Kichi que todo esto sea debido a que en Andalucía tanto llamar a alguien “hijoputa”, o la celebración de la Semana Santa, son cosas que en el sur adquieren distintas connotaciones que en el resto de España. Pero hay más. Si en su ideario se etiqueta como pacifista, y en su verborrea ataca con virulencia al ministro de turno por la venta de armas a países donde no se respetan los derechos humanos, no es de recibo justificar y defender la fabricación de barcos militares en astilleros gaditanos con destino a estos mismos países. Con fariseísmo demostrado, porque el aroma de su propia mierda no le afecta, y más porque sus bienes curan sus males, sobre lo suyo inmediato decía este alcalde: “Uno primero tiene que llevar el plato de comida a sus hijos y a su familia, pero el equilibrio de la geopolítica y la paz mundial no puede caer sobre las espaldas de los trabajadores, nosotros no decidimos sobre la guerra ni somos soldados”. Cierto, pero en los astilleros de Cádiz, Ferrol, Cartagena, Gijón, Manises, Sestao o Puerto Real, también tienen familia que come, y seguramente también sean pacifistas. Groucho lo clavó: “Estos son mis principios. Si no le gustan… tengo otros”.

     La nota jocosa la han puesto los pastafaris que, con el doble de rúbricas recogidas, amparándose en el precedente kichiriano, han solicitado la misma concesión a su siempre venerado, admirado y único dios, el “Monstruo Espagueti Volador”, eso sí, con Toisón prendido. ¿Y por qué no? ¿Hay quien dé más?

     Lo decía Forest: “tonto es el que hace tonterías”. ¿Y a quién voto?


     Antonio Arribas Carballera

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