miércoles, 16 de agosto de 2017

POR UEBOS HABÍA QUE CONTARLO

     Si dicen que la palabra es plata, y el silencio oro, todavía no sé porque he decidido escribir esta estéril crítica. Se positivamente que al “arremangarme” en esta materia, este escribidor de ideas que suscribe les va a poner en un “membrete”.

     Nací cuando algunos vivían en el umbral de la “indecencia”; no había familias monoparentales, ni gestaciones subrogadas. Mi padre nunca tuvo haiga, y por aquel momento subir a un avión era privilegio de pocos, impensablemente no se hacían sorteos a bordo de la aeronave, ni tan siquiera se aplaudía al aterrizar; claro que de donde veníamos y como llegábamos, eran tiempos en los que “hacer el amor” era más milagro que pecado; posiblemente fuera todo debido a que llevábamos en los “gérmenes” más lo de jodernos que lo de amarnos, así que en aquellos días no había demasiado “macho man” y poco sentido tenía utilizar el término “follamigos”, palabra que hoy todos entendemos. Aquí hay que dar la norabuena a la RAE por sustituirla por el término amigovio, que nadie utiliza.

     Todo esto lo comento ya que hace poco, pese a la opinión generalizada que no hay nada mejor para despejar discusiones lingüísticas familiares que san Google de la Red, resulta que compré un diccionario de la RAE; ahora aquí, sentado frente a la pantalla de mi desgastado ordenador, estoy pensando si no tendré más remedio que aceptar la equivocación de la adquisición e ir a “descambiarlo. Es cierto que la “línia entre la supuesta cultura frente a  modernos palabros es fina y confusa, y no duden que da igual la clase social proveniente, sirva como ejemplo el controvertido personaje que afirmaba ser presidente de la Federación de “Furbol”, ¡con lo fácil que es decir balompié!

     Siempre hemos oído palabras o expresiones mal dichas, pero aceptadas localmente. ¡Qué ajuares, tía Paca!, dice mi madre cuando escucha en los informativos los pactos políticos, y en casa todos sabemos perfectamente a qué se refiere. En cualquier ámbito y situación existen expresiones desconcertantes y frases para nota, esto puede deberse a varias causas: lenguaje ancestral, una mala asociación de ideas, giros mal empleados, falta de retentiva…, o la más importante de todas: no abrir un libro ni para lustrar la yema del dedo índice.

     Debido a cuestiones laborales en numerosas ocasiones tuve que desplazarme a otras ciudades, como burgalés que soy, a solicitud de compañeros foráneos tenía que llevar, además de las celebradas morcillas, las sabrosas almendras de Ventresca” (léase Briviesca). He acompañado a forasteros hasta el paraje de la Yenka (Yecla), o al bonito pueblo de Mahamut (Mahamud).
     Les cuento que he trabajado en el mundo comercial y tengo anécdotas propias: un compañero, tras dudar unos minutos, siempre hacía el cargo correspondiente a las RRMM Mercenarias, cosa que acarreaba la aireada llamada telefónica de sor superiora, a la que tenía que pedir mil disculpas y convencerla que no volvería a suceder… hasta la próxima ocasión. Obviamente esto era cuando el “parte” ocupaba el prime time de la parrilla televisiva y se rellenaban los albaranes a mano.

     Aquellas épocas en las que desconocíamos lo del Cambio Climático, cuando todavía llovía, si lo hacía con desmesura impropia, siempre aparecía el mismo cliente para relatarnos que no había tenido más remedio que poner en funcionamiento una bomba de achique ya que había subido alarmantemente el “nivel frenético” del río.

     De manera especial sucede en la Sanidad, ¿quién no ha escuchado decir que le habían puesto un “emblema” para mirarle los “istentinos”. Quizás conozcan mejor a ese otro pobre al que hicieron una “lamparoscopia”. Sabemos del que tiene piedras en el “reñón”, y nos reímos cuando comenta que le ponen “indicciones. Con el nuevo lenguaje surgido, en cualquier pasillo de hospital te enteras que fulanito está allí ya que le ha dado un “aberrul”, “chungo” o apechusque que lo ha dejado “arroscado”, y te quedas pensando en la difícil postura que adoptará en la cama. Cierto es para entender lo que se dice, lo importante es el conceto, que diría el sabio Pazos en la genial “pelíncula” de Airbag.

     Viene todo esto a cuento, porque hace unos días, me enteré que en una de esas disputas de sabiduría verbal, dos amigos tenían dudas de cual era el imperativo correcto del verbo ir; nada mejor para dilucidarlo que ir a beber a las propias fuentes académicas, y fue Pérez Reverte el encargado de dar y quitar razón. La respuesta del escritor y académico fue: id o idos es lo correcto. En esta tierra mesetaria sepan que la más común, coloquial, incorrecta y rotunda es “iros”. Que sepa, hay otra más al menos. Recuerdo que estábamos en un bar-restaurante tomando una cerveza, cuando entró una amplia cuadrilla de jóvenes solicitando merendar o cenar: “!Ahora, a las diez de la noche voy a ponerme a hacer cena para quince!”… “¡Pues… entonces no vamos!”, dijeron. “¡Veisus, veisus!”, concluyó el responsable. Para este laborioso y avispado paisano, sin duda ese era el imperativo de ir. Por cierto, el establecimiento cerró.

     Dice el lema de la RAE: “Limpia, brilla y da esplendor”, limpiar sí, ya que va suprimiendo palabras en desuso, brillar, puede ser por la presencia de alguno de sus miembros, pero sobre dar lustre, creo que los responsables están actuando con cierta displicencia, a mi modo de ver las cosas, lo aportado últimamente por el docto equipo es más una preocupante pátina de herrumbre postmodernista que otra cosa. Entiendo que se incorporen palabras nuevas: cameo, hacker, pilates, bótox o tuitear, pero aceptar como buenas albericoque, toballa, moñeca, coqreta, o almóndiga cuando existen las correctas de toda la vida, me parece algo tan sumamente ridículo, que poco aporta a la riqueza lingüística y cultural. Claro que no sé las razones exactas que les ha inducido a incluirlas.

     Creo que todo esto, junto a los 140 caracteres de twitter, la racanería de la incultura en  la escritura de los wasap, o el abusivo mal uso en los mismos de la letra “k”, lo único que hacen es confundir y dar por el culamen al personal que se acalora en discusiones estériles sobre la corrección de los términos idiomáticos. Admiro más que nunca la locuacidad y riqueza en el lenguaje de muchos sudamericanos cuando se expresan.

     Se que muchos de ustedes-vosotros pensaréis: ¡Se ha dejado la de….!, pues ahora como incondicionales “followers” que son, es el momento de incluir comentarios y sugerencias al pie para ir ampliando este capítulo de la jerigonza de “andar por casa”.


* Las palabras escritas en negrita están aceptadas por la RAE.

lunes, 3 de julio de 2017

COMPATIBLES, COMPUTABLES, IMPUTABLES… INESPUGNABLES

     Hacia el día de San Pedro, así como quien dice el 29 de junio, mientras en Burgos, reinas, damas de honor, peñistas y demás ofrecían sus flores a Santa María la Mayor, en el Congreso de los que nos representan se votaba y aprobaba la ley de “compatibilidades privadas” para sus eficientes señorías; vamos, dilucidaban si aparte de sus grandes responsabilidades políticas y emolumentos, podían dedicarse a otros menesteres. Los pluriempleados parlamentarios llevaban un año caninos esperando que se aprobara, para mi, la incomprensible ley. Curiosamente, pese a permanecer la cuestión bloqueada por el PSOE durante este tiempo, salía adelante merced al voto unánime de todos los grupos, que en secreta votación, ratificaban su acuerdo. ¿Nos subimos el sueldo? ¿Nos auto-aprobamos prebendas? ¡Pues claro que si!

     No me sorprende la postura tradicional de la derecha, pero sí la de la izquierda de la izquierda es decir, Podemos. Su dirigente, nuestro ciencias políticas Iglesias (ahora en excedencia), es además tertuliano, periodista y hasta las malas lenguas aseguran que dirige una emisora iraní. Con tanto pluriempleo y trabajo dispar no resulta extraño que en algunos momentos las bancadas y escaños estén vacíos; por si no lo saben, ¡no fichan!, ni para entrar, ni para salir.

     Hay que reconocer la increíble y febril capacidad de trabajo que muchos de estos animales políticos tienen  y que ante tal cúmulo de sapiencia y actividad laboral, hacen que me sienta insignificante. Hemos conocido diputados que son alcaldes de ciudad y asesores de empresas, todo a la vez. Yo, pobre de mi, incluso después de 46 años cotizados tengo sensación de ser un incapacitado laboral, y para mi propio consuelo no me queda más que asumir la sabiduría de mi abuelo cuando decía “quién mucho abarca poco aprieta”, aunque éstos vaya si nos aprietan.

     Nuestros diputados cuando se ponen en faena, a veces más que resolutivos en problemas de calado, se enredan en discursos cara a la galería y se exceden en promulgación de leyes absurdas y poco entendibles en la situación actual. Últimamente en sus alocuciones prima lo del género: señoras, señores, diputados, diputadas, ciudadanos, ciudadanas…, con la fácil que lo tenía Miguel Ríos: “!Buenas noches, bienvenidos hijos del rock and roll!, y allí nos dábamos todos por aludidos: hombres, mujeres, niños, niñas, vascos, vascas, gerentes, “gerentas”, escayolistas, escayolistos y hasta militares y militaras sin graduación.

     Los elegidos en las urnas a veces tienen grandes momentos, así ratificaron en solemne sesión parlamentaria que nadie puede llamarse Caín, Judas, y mucho menos Lenin, ¡constructivo y vital para el progreso! No crean que a nivel municipal los responsables se quedan a la zaga: En la playa de Tenerife no se pueden hacer castillos de arena, mientras que  en Granada no se puede follar dentro del coche, y menos si es un Simca 1000 porque es más difícil y no estamos para pagar fisioterapeutas. ¡Así nos pinta la natalidad! Si sus señorías dedicaran todo su tiempo a la política con rigor y coherencia, y no en la profusión de insultos, algarabías, camisetas reivindicativas, pancartas ridículas, sonrisas cínicas, dudoso sentido del humor, votos comprados o mociones de censura perdidas de antemano, seguramente se corregirían muchas cosas que incomprensiblemente hacen falta. ¿Qué podían hacer? Muy simple: ¡escuchar el clamor popular!

     Además de intentar “politiquear” en común para lograr una tasa de paro con parámetros de normalidad, lo de la vivienda digna y demás promesas de la Constitución y precampaña electoral, habría que legislar para poner en la práctica que todo español lograra el derecho a un salario digno, y no a cobrar 600 euros por 60 horas semanales. Por ejemplo.

     No es normal tampoco que no se haya legislado una necesaria ley impidiendo que-cuando vuelvas de comprar el pan te encuentres con algún “ocupa” residiendo en tu domicilio, y tengas que denunciar, contratar abogado, procurador, llorar en la televisión, invertir dinero y mala sangre, para que a la vuelta de un par de años la justicia te entregue tu teórica propiedad sin muebles, sin tus recuerdos y totalmente desvencijada, y tú mientras con la sensación de que okupas, justicia y legisladores te han hecho un fisting antológico en el trasero, que te lo han dejado en carne viva, vamos, como la bandera de Japón. La de guerra por supuesto; ¡ah!, y ahora, por si acaso, no vuelvas a salir de casa pues  nadie te asegura que no vuelva a pasar. ¿Pero hay algo más sagrado que la propiedad privada? ¿No era más resolutivo antaño?. Recuerden cuando, con las manos juntas en la boca a modo megáfono, se oía decir a un personaje circunspecto con grandes guías bigotudas: “Le habla el sargento Romerales de la Guardia Civil, tiene cinco minutos para desalojar su ocupación… si pasa un segundo, proceda, cabo”, y sin más, un tembloroso intruso salía por la puerta con los brazos en alto, y ahora resulta que la benemérita hasta corre por delante de agresores y traficantes. ¿No es responsabilidad de quienes fabrican las leyes? Contrasta demasiado cuando la misma seria justicia se persona para desalojar de su casa a quien no puede hacer frente a la hipoteca, o al que no puede pagar la subida del nuevo alquiler impuesto por esos que se han quedado con la gestión municipal de pisos de renta antigua, dejando a inquilinos mayores y sin capacidad de maniobra, desvalidos, a los pies de un mal intemporal llamado  especulación.

     Por cierto, unas dudas al hilo de la cuestión: Los afectados que negocian con los ocupantes para que tras acuerdo económico salgan de forma racional, ¿se pueden desgravar la cantidad en la declaración de la renta? ¿Lleva iva el recibo?... Si lo contara Gila, pese a ser tan triste, hasta tendría gracia. Lo más alarmante es que todo es cierto y sucede mientras sus señorías, si han tenido a bien presentarse en la Carrera de San Jerónimo, riéndose del personal, dedican tiempo a jugar en el hemiciclo al Candy Crush, a leer un libro o a ojear el Interviú con ojos mas saltones que los pechos de las retratadas.

     Si con los de la “casta” nos va mal, ya comentaba que los de la “castilla” hacen lo imposible por emularles. Por ejemplo: Juan Cabreado en Andalucía y Pepa Maldiciendo en Asturias, están que trinan con el asunto de la herencia que sus padres, felices, les habían dejado en el testamento. Ocurre que tras un desmesurado valor catastral (que no ha bajado en tiempo de crisis) y un feudal impuesto arbitrario, ni Cabreado ni Maldiciendo pueden hacer frente a lo que les piden para escriturarlo a su nombre, y menos en ese improrrogable plazo, pues ¡harto tienen con llegar a fin de mes! Pero “papá autonómico” no atiende razones humanitarias de peso, así que procede, ejecuta y subasta consintiendo que los de siempre puedan seguir ampliando la “pucherilla”. Y es que no hay cosa más rentable para las arcas que un bien inmueble. Así como en época medieval el señor feudal sin atender a razones se quedaba con el cochino, la gallina o el conejo, ahora no se quedan atrás.

     Cuando con ilusión compras un piso no sabes bien la que se avecina: letras de banco, notaría, iva, escrituras, impuestos varios, seguro, ibi anual, basuras, reciclajes… para que cuando por fin entregues la geta al Soberano, pensando que vas a hacer un favor a a tus ascendientes o descendientes, resulta que lo que dejas es un “marrón de cuidado” lleno de contratiempos y pagos inasumibles. Si lo consiguen, llegarán los nietos, y vuelta a empezar, una y otra vez. Un bucle perfecto.

     Estos son problemas que tenemos los comunes votantes, sin embargo los Padres de la Patria, con una cuarta parte de tiempo cotizado, tienen derecho a la máxima pensión, e incluso los Aznar y González, aún de jubiletas, pueden seguir asesorando a quienes nos esquilman. El primero, según informaciones, además de un bochornosamente salario vitalicio, se complementa, para ir tirando, ejerciendo como consejero (Endesa) y conferenciante. Con estos extras se levanta más de millón y medio de euros. El segundo, un socialista de pana y descamisado de pura cepa, (asesor en Fenosa), consigue llegar algo más desahogado con dos millones de ingresos anuales. Según la prensa, hasta 43 políticos están enchufados en las eléctricas. ¿ Y todavía nos preguntamos por los altos precios de la energía? Mientras, una viuda con pensión del Seguro Obligatorio de Vejez e Invalidez por importe de 408,10 euros, tiene que hacer frente a la comunidad, comer, pagar recibos…, e incluso dar la propina a Luisito, su hijo divorciado que, desde hace 36 meses, a sus 51 años, y tras 30 de trabajo ininterrumpido, se ha quedado en el paro y sin ingresos. Aunque él todavía no lo ha asimilado porque está sumido en una depresión, para su alegría posterior, el piso se lo quedó “la estirada”. ¡Qué se joda”, dice la del SOVI con la sabiduría que aporta la experiencia.

     Estos dos expresidentes descritos son de los que dicen que hay que jubilarse a los 70; pasa en esto como con aquel trabajador que en la desolación del páramo pelado, hacía adobes con el torso sudado y desnudo, respondía con desaire al cura preguntón, que  protegiéndose bajo paraguas del sol abrasador parecía tenerle envidia, y era entonces cuando el adobero cabreado le decía: ¡joderse y haber aprendido mejor oficio!

     Por no aburrir, no quiero hacer detallada exposición de chanchullos, mordidas, desvíos, prevaricaciones, alzamientos, financiaciones ilícitas, comisiones, evasiones y demás tonterías a las que nos tienen acostumbrados algunos de los casi intocables parlamentarios. Han pasado cuarenta años y todavía sigo llegando a la misma conjetura: siempre encontrarán algún Álvaro Lapuerta a quién responsabilizar. ¿Cuándo llegará la verdadera democracia? Baltasar Gracián me dejó la duda cuando dijo: “Son tontos todos los que lo parecen, y la mitad de los que no lo parecen”. Creo que somos y parecemos.


     Antonio Arribas Carballera

jueves, 8 de junio de 2017

A NADIE LE HUELEN MAL SUS PROPIOS PEDOS

     No, no va de coprología. Va más bien del “tufillo” que desprenden ciertos comportamientos humanos, o más bien, políticos.

     Apuntaba en mi último libro publicado, “El Camino de Santiago para menos ortodoxos”: “En materia milagrera y de nombramientos santos, todo debe hacerse con la debida prudencia y sin pasarse, ya que en ocasiones son paradójicos, divertidos y hasta grotescos estos asuntos... Si en otros tiempos alguna imagen mariana fue investida de cargos militares, en los últimos años también han surgido noticias curiosas…, y hasta se la ha condecorado con la “Gran Cruz de la Orden del Mérito de la Guardia Civil”. Estos cargos castrenses pueden otorgarse también a vírgenes locales: “La Santísima Virgen de los Dolores de Archidona (Málaga) recibe la Cruz de Plata de la Guardia Civil "por orden" del ministro del Interior Fernández Díaz”, claro que al enterarse los grupos laicistas protestan y es la Audiencia Nacional quien tiene que decidir la validez de la orden”.

     Pues bien, estos grupos laicistas, o algunos de sus miembros, dependiendo si lo acontecido es en su pueblo, ya no lo ven tan mal. Resulta que un “podemita”, alcalde de Cádiz, de nombre José María González Santos, más conocido como “Kichi”, y de quien sus votantes, se supone, no esperaban comportamientos afines a su antecesora Teófila Martínez, ha concedido la Medalla de Oro de la ciudad a la Virgen del Rosario. Aunque personalmente solo vea en ello el valor de la tradición, no voy a ser yo quien ponga peros a los méritos de la citada Virgen, ya que por connotaciones históricas, de amistad, generosidad y gastronómicas en grado estrella Michelín, todos los años celebro su festividad en las burgalesas tierras de Valdorros. Siempre he sentido gran respeto por ideologías ancestrales, aunque sean ilógicas, pero no por ello voy a dejar de poner pero y foco en algunos personajes, que criticando lo de otros, alaban y justifican lo mismo cuando son ellos los protagonistas. Yo es que me descojono con el chaqueterismo y los dobles discursos de todos nuestros políticos.

     En razonamiento coherente, no se pueden hacer discursos contradictorios, como por ejemplo el de “Por Cádiz si se puede”, marca ligada y  afín a “Podemos”, que aboga por la supresión de la Semana Santa, y por otro impone la medalla a la Virgen correspondiente. Si 6000 firmas amparan la deriva ideológica preestablecida del discurso inicial, todo se puede cambiar y maquillar: “Los urbanitas de izquierda tenemos que aprender a respetar esas tradiciones tan arraigadas en el pueblo”, ha dicho Iglesias sin sonrojarse. El señor Garzón, líder de “IU”, más consecuente con su ideología ha manifestado: “No soy muy fan de las medallas, menos si se dan a seres inanimados”, pero sucede que “Ganemos Cádiz”, nombre con el que se presentó Izquierda Unida a las elecciones gaditanas, en la votación correspondiente, se abstuvo.  ¿Dónde queda aquello tan repetido del estado laico y aconfesional, o las justificaciones para entrar “tetas al aire” en las iglesias incomodando a asistentes y faltando el respeto a creyentes convencidos?

     Por intentar quedar bien con todos, tampoco se puede por una parte romper una tradición de décadas por la que se otorgaba el Bastón de Mando a Jesús el Nazareno,  y por otra “acudir a la procesión acompañando a su madre y en calidad personal, no como cargo público”, pues sepa señor alcalde Kichi que, “la solución causa sorpresa entre la cofradía… cuyo hermano mayor tan sólo le ha pedido que no monte un “circo mediático”. Me mojo, pero poco, ¿verdad?. Señores Iglesias y Garzón, don Pablo y don Alberto, así también lo hizo Fernández Díaz y ustedes lo vapulearon. Doble discurso y doble rasero; lo dicho de los pedos.

   Iglesias, Pablo, otrora defensor a ultranza del laicismo, y recalcitrante opositor en instituciones de crucifijos, tonsuras y sotanas, comentaba que llamó asustado al alcalde para conocer la jugada de primera mano y, como hay que hacer piña, concluyó salomónico: “Yo creo que Kichi lo ha manejado de una manera muy laica en el sentido de que se trata de una muestra de respeto a los sentimientos populares”. ¡Pues recuerde lo del respeto a Rita Maestre!; por cierto, creo que están ansiosos por ver tan turgentes y generosos pechotes en el  mihrab de alguna mezquita, pero creo que de momento, ni está, ni se la espera.

     Seguramente podría decir Kichi que todo esto sea debido a que en Andalucía tanto llamar a alguien “hijoputa”, o la celebración de la Semana Santa, son cosas que en el sur adquieren distintas connotaciones que en el resto de España. Pero hay más. Si en su ideario se etiqueta como pacifista, y en su verborrea ataca con virulencia al ministro de turno por la venta de armas a países donde no se respetan los derechos humanos, no es de recibo justificar y defender la fabricación de barcos militares en astilleros gaditanos con destino a estos mismos países. Con fariseísmo demostrado, porque el aroma de su propia mierda no le afecta, y más porque sus bienes curan sus males, sobre lo suyo inmediato decía este alcalde: “Uno primero tiene que llevar el plato de comida a sus hijos y a su familia, pero el equilibrio de la geopolítica y la paz mundial no puede caer sobre las espaldas de los trabajadores, nosotros no decidimos sobre la guerra ni somos soldados”. Cierto, pero en los astilleros de Cádiz, Ferrol, Cartagena, Gijón, Manises, Sestao o Puerto Real, también tienen familia que come, y seguramente también sean pacifistas. Groucho lo clavó: “Estos son mis principios. Si no le gustan… tengo otros”.

     La nota jocosa la han puesto los pastafaris que, con el doble de rúbricas recogidas, amparándose en el precedente kichiriano, han solicitado la misma concesión a su siempre venerado, admirado y único dios, el “Monstruo Espagueti Volador”, eso sí, con Toisón prendido. ¿Y por qué no? ¿Hay quien dé más?

     Lo decía Forest: “tonto es el que hace tonterías”. ¿Y a quién voto?


     Antonio Arribas Carballera

jueves, 2 de marzo de 2017

Presentación libro: "El Camino de Santiago para menos ortodoxos"

Hola amigos y seguidores.

El próximo día 22 de marzo presento en Burgos, (Teatro Principal, Sala Polisón), a las 20,00 horas mi último libro: "El Camino de Santiago para menos ortodoxos", acto al que quedáis invitados.