En
estos tiempos de religiosidad de baja intensidad, habría que crear un
patronazgo amparando un colectivo en clara progresión: los inútiles. Miles de
devotos incompetentes merecen sacar en andas a esta virgen.
En el sector primario es donde más
escasean los ineptos. Secundario y terciario disputan liderazgo. Los hay en
todas las profesiones, hasta en impensables como arquitectura y judicatura muestran
también buenos exponentes.
Los más acérrimos y perseverantes se
encuentran en política y en esa otra casta de apoltronados empresarios de
tercera generación; en ambos gremios surge con pujanza el “inútil espabilado”, grupo
quizás para otra advocación mariana. El primero - ya maduro - en muchos casos
alcanza como retiro dorado colarse en un estamento tan inútil como él, lugar nada
resolutivo donde su señoría pueda demostrar sus ansias de superación en
ineficacia.
Mi abuelo chatarrero, mi padre joyero y yo
pordiosero, dicen del segundo. Este inútil de tercera generación – en muchos
casos - llega a presidir “su” empresa más por amor paternal que por valía, el
abuelo ya decía: “no lo veo”. El estirado cachorro de buena familia, tras concluir
un máster, ha creído ser el sumun en sapiencia empresarial, y así ha ido amparándose
en pizarras de gran formato, preguntando a su equipo boquiabierto de palmeros
¿cuánto queremos ganar esta año?
Pese a no conocer el mercado donde se
mueve jamás tendrá problemas económicos, al primer bandazo barruntador
responderá con el cierre, y si aguanta, antes de entrar en concurso un racimo
de empresas creadas ad hoc habrán desgajado el emporio, y el subastero
de turno, entre lágrimas de obreros, aplicará el hisopo a los restos que tantos
desvelos costaron a sus ancestros.
Lo trágico en estos momentos es la
conjunción de ambos perfiles, cuyo sincronismo provoca en despojos humanos, (parados de larga
duración, trabajadores precarios - en todos los sentidos -, estudiantes
indignados y pensionistas indigentes), el mascullar entre dientes: “Lástima, acertaron a mamar”.
Por si acaso, al salir de casa no lo olviden:
“Virgen de los inútiles, ora pro nobis”.