lunes, 6 de enero de 2014

ESCOCIDO DE TANTO CAÉRSEME EL GEL



             Creía tener el gel bien asido, parecía que la forma ergonómica del envase no permitiría que se me escurriera entre las manos, cuando alguien se dedicó a embadurnarlo de una especie de vaselina o jaboncillo. El recipiente no era el mismo, tenía algo pringoso,  resbaladizo, desagradable en exceso y sumamente perjudicial, resultaba imposible sostenerlo con fuerza. En los últimos años, personalmente se me ha caído la preciada botella al suelo en numerosas ocasiones, todas ellas programadas y articuladas para el mismo fin, llegué a pensar en algún momento que todo era causa de mi torpeza, pero el tiempo confirmó que no. Aunque quiera evitarlo, tras agacharme inocentemente, me la ha acababan colocando… y no doblada precisamente, claro que te den contra tu voluntad se llama violación. Al final nos dejan con el esfínter más cerrado que el Banco España el día de Navidad,

Así fue, me desfloraron cual joven, cándida e indefensa doncella; de nada valieron mis gritos y pataletas, maldecí, protesté…, ¡no por favor, que soy virgen!, y dio la sensación que eso “les ponía más” y a golpe de orden ministerial destrozaron mi inocencia.

Allí estaba yo, como muchos, hace 6 o 7 años, disfrutando del momento entre pompas aromáticas de gel de baño y cánticos afinados, cuando de las manos, tras dar ciegas cabriolas como si se tratara de un salmón recién pescado, se me escapó el gel, y… ¡toma!. Un gobierno progresista – decían - que no llevaba en su programa aumentar la edad de jubilación, lo hizo justificándolo ser inevitable, ya saben, todo por salvaguardar las pensiones del futuro, ¿de qué futuro?. ¿Recuerdan aquello?, ¿susto o muerte?… “bueno, prefiero susto”… ¡Joder que susto!, ¡ah, haber pedido muerte!. La virginidad democrática hacía tiempo que me había desaparecido, más no el recuerdo de aquel día que perdí el gel por el desagüe… rememoro la situación con ojos escocidos y llorosos, todavía no he encontrado el envase perdido que me vendieron durante 40 años que en la etiqueta decía: “te lo quitamos poco a poco para tu jubilación”. Si en 1976 estrenaron La Fuga de Logan, en 2014 irrumpe con fuerza La Fuga de Logaran... tizado.

Tras gastar demasiados envases de “polvos de talco”, como por miedo la gente casi no se duchaba, alguien aseguró que si él controlaba el baño no sería necesaria más vaselina, que sería todo jabón de glicerina y aroma floral, pese a que se sabía que era publicidad engañosa, ¿quién se resistía?. Los abonados, desesperados por el olor, eligieron - por desgracia - en mayoría éste otro “personal trainer” de tufillo empalagoso y dulzón, que se hizo cargo del balneario cambiando normas, cambiando porteros, instructores, vigilantes, socorristas… etc., (que a su vez, siguiendo tradicional costumbre habían metido los anteriores gestores), entonces parodiando a Corleone y la “familia”, los hermanos de éstos ocuparon el lugar de los hermanos de aquellos. Como era previsible lo controlaron todo introduciendo en el negocio a sus amigos y gente de la cuerda. Era para nuestro bien, ¡la higiene soy yo!, afirmaron. Nos aseguraban que tenían que controlar el vestuario en profundidad y todo sería más llevadero. Poco tiempo había pasado cuando aquel catálogo de envases atractivos que vendieron en mentirosa campaña, se convirtió en otro con botellas tan imposibles de asir que provocaban su caída cada poco, los usuarios tenían que agacharse y dejar indefensamente a la vista la confluencia de glúteos, ¡toma y toma!, una y otra vez. Seguía siendo duro y molesto, no consolaba que viniéramos de un elevado dolor instalado en la  parte más baja del coxis. La consigna era acabar con los abonados anteriores, abrir una nueva lista de usuarios con menos derechos, racionar gel y rentabilizar el nuevo “cotarrillo”. Esto para ti…, te doy esto y tu a cambio…, vamos, lo típico de épocas pasadas.

Es verdad, hemos tenido tres crisis: financiera, industrial y de la administración, pero nos estamos olvidando de una cuarta: la social. ¿De qué van a vivir hasta poder jubilarse los miles y miles de trabajadores que han causado baja en la empresa con más de 50 años?, ¿cómo van a medrar si han eliminado baños públicos y les descontarán alrededor del 30% de la pensión (7% por año no trabajado anterior a los 65 y…)?, esto  suponiendo que hayan cotizado toda una vida, más de 38 años y medio; pues lo cuento: rezando para que mamá (el papá es más difícil), aunque tenga casi 90 y un alzheimer tan cruel como las propias medidas, viva unos 10 años más, lo suficiente para poder solicitar una ridícula pensión y subsistir aunque sea sin baño, comprobando que la “jubilación dorada” era pura quimera, ¡ni tan siquiera han dejado para purpurina!. ¡Qué triste!, la gente mayor malvive perdiendo poder adquisitivo, eligiendo entre medicinas y comer, y se les saca de las residencias para que la familia pueda seguir tirando. ¿Y los jóvenes?, ¿qué pensión les quedará si tienen que cotizar durante casi 40 años? (de momento). Con esta generación de los que ahora son padres se acabarán las pensiones y el concepto “ayuda familiar” pasará a ser un problema circunscrito al propio entorno. Ahí, ahí está precisamente el meollo del asunto y el porqué de la permisividad y parabién gubernamental al propiciar abaratar y acabar con el sistema jubilación. ¿Cuántos anuncios leemos de planes de pensiones?. Nos están instalando en el miedo.

Hasta hace pocos años injustamente se otorgaban máximas prestaciones con menos de dos decenios de cotización, dieron SOVI a quien mal-justificaba un año de trabajo; tuvieron prestación gente con 8 y 12 años de dudosa cotización, y por el contario, a los muchos de los que han intentando dosificar el gel, secándose a soplidos para poder aguantar hasta el final, han hecho lo imposible para sacarlos  a la calle “en pelotas” y “qué les den”; tan solo les han permitido sacar el poco gel que cabe en el tapón.
Estaba todo estudiado. Con impunidad han expulsado de los centros termales a gente demasiado joven para jubilarse y demasiado mayor para encontrar trabajo (que no para trabajar). Acotan la entrada al recinto a jóvenes y recién licenciados, grupos que por higiene mental y necesidades básicas, no tienen más remedio que buscar zonas de baño en otros lugares fuera de nuestras fronteras, y aquí nos encontramos centenas de millar con los pelos sin secar, maldiciendo el entramado político. Para más problema, cada año el envase se nos cae nuevamente con repetidas subidas de impuestos, agua, gas, basuras, transporte, combustible, seguros… etc., para paliarlo y con engaños sin rubor dicen que no se pierde poder adquisitivo, cuando los salarios se bajan, y en esfuerzo infrahumano suben 0,50 euros las pensiones mínimas y 6 cuando se trata de máximas, y así, en pelotas y tratando de ocultar mis partes pudendas, de repente, en este 2014 el recibo de la luz me encontró arrodillado en el suelo jabonado, totalmente indefenso con la frente contra el desagüe.

Dicen que mantienen calidad en el servicio, pero vemos que no, y el alquiler de taquillas cada vez es más caro. Los tiempos de la subvención “para todo” han pasado, debemos hasta el “agua bendita” del bautizo, vamos, que tenemos que pagar los fastos a los que nunca estuvimos invitados y para justificarse, indolentes, nos cuelgan el sambenito de que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Ahora nos cuentan que el número de caída de usuarios se ha frenado, que cada vez se abonan más a las instalaciones, que se recuperarán las cifras. No se mientan, de las listas de espera anteriores han salido jóvenes que no aguantaban sin ducharse, se van y desgraciadamente estos cuerpos atléticos (la generación más preparada) tardarán en volver, otros se han cansado de hacer colas esperando una oferta de trabajo que jamás llega, y muchos de los que entran a diario al “complejo” cuentan como nuevos cada jornada; se contabilizan contratos diarios de lunes a viernes para darlos de baja sábado y domingo, o de día en día…, o de horas, todo un engaño manifiesto. Afirman que si lo hacen así es porque para eso los hemos elegido democráticamente, sí, lo “del pueblo, para el pueblo, pero sin el pueblo”.

Desde 1975 fecha en que se abrieron las instalaciones de “Los Baños Democráticos”, en el balneario social de esta España, tan solo ha cambiado la elección de la gestión del local, algunas paredes se han insonorizado, se han blanqueado las juntas de los azulejos, y aunque dicen quitar alguna mancha de humedad resulta que siempre les sale otra más grande, y tras el “anda que tú”, el puto frasco se sigue cayendo hasta la saciedad. Me da la sensación que el tratamiento es similar al de entonces, hasta por ilustres apellidos repetidos; muchos de los que están intentando que te agaches, son los nietos de quiénes lo hacían con nuestros padres y abuelos. Sin duda haría falta hacer una limpieza general y en profundidad en todas las dependencias, picar a fondo alguna pared, encontrar el origen del perturbador moho y repartir botellas con asa.

Seguro que tendremos oportunidad de elegir; éstos o los siguientes nos prometerán más higiene, toallas con rizo, chanclas finlandesas, perlas de jabón, velas, barritas aromáticas y hasta suelos con tarima antideslizante… no se lo crean, al segundo día cederá la escueta toalla, se soltarán chanclas, las velas se amortecerán y habrá que pagar más en el recibo energético. Las barritas de sándalo seguirán dando el mismo tufillo que desde hace muchos años impregna el ambiente de estas instalaciones, y lo peor de todo,  las perlas resbalarán hasta el suelo. Resultado: ¡Nos tendremos que seguir agachando!, y sin quejarnos que están prohibiendo protestar. ¡Mariano, una de vaselina!.

Estoy de bajón… me voy a la sauna…, seca, por si acaso, ¡nunca me ha gustado el aliento en la nuca contra mi voluntad!.

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